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El pasado 25 de diciembre, la familia de Francesco, un niño de 12 años con el síndrome genético Rnu4-2, vivió una amarga experiencia en el Teatro Arcimboldi de Milán. Este síndrome le genera a Francesco dificultades para comunicarse y movimientos involuntarios que no puede controlar. A pesar de que se trataba del tipo de eventos culturales diseñado para fomentar la inclusión, la intolerancia y la falta de comprensión empañaron el momento.
El Ayuntamiento de Milán había entregado entradas gratuitas para el musical Anastasia a asociaciones que apoyan a personas con discapacidad. Una de estas organizaciones, Portami per Mano, proporcionó boletos a la familia de Francesco, quienes acudieron con ilusión al espectáculo. El público estaba compuesto, en gran medida, por personas con diversas discapacidades y sus acompañantes, siguiendo el objetivo del evento: promover una experiencia cultural accesible e inclusiva.
La ilusión rota de disfrutar un espectáculo y eventos culturales inclusivos
Sin embargo, los primeros 30 minutos del espectáculo se convirtieron en una pesadilla para la familia. Según Stefania Rocca, madre de Francesco, un acomodador del teatro mostró una actitud persistente e insensible desde el inicio. Aunque el comportamiento de Francesco, que incluía pequeños gritos, era una consecuencia directa de su condición, el empleado lo percibió como una molestia.
Stefania explicó que, lejos de mostrar paciencia o comprensión, el acomodador insistía repetidamente en que el niño guardara silencio, lo cual solo incrementó su nerviosismo.
El conflicto alcanzó su punto más álgido cuando el empleado decidió expulsar a la familia de la sala. “No noté quejas de los demás espectadores, pero el constante acoso del acomodador fue evidente. Cada vez que se acercaba, Francesco se ponía más ansioso”, relató Stefania.
La madre calificó el trato recibido como “inaceptable” y criticó la aparente contradicción entre la promoción de eventos culturales con inclusión por parte del teatro y la incapacidad de manejar una situación como esta.
Tras el incidente, Stefania intentó dialogar con los directores del teatro, quienes, según ella, demostraron estar poco preparados para atender temas y eventos culturales relacionados con la discapacidad. Aunque el teatro había distribuido 400 entradas para asociaciones que trabajan con personas con discapacidad, su respuesta a las quejas dejó mucho que desear.
La madre también denunció en redes sociales la falta de empatía y de un verdadero espíritu navideño en este tipo de eventos culturales, destacando las dificultades emocionales que enfrentan las familias al exponerse públicamente con niños en situaciones de vulnerabilidad.
Declaraciones del Teatro Arcimboldi sobre lo sucedido
El Teatro Arcimboldi emitió un comunicado lamentando lo sucedido y expresando su solidaridad con la familia. Gianmario Longoni, el director artístico, explicó que el acomodador habría sugerido que Francesco saliera temporalmente para “recuperarse”, sin comprender que su comportamiento era una manifestación de su condición.
Pese a estas declaraciones, el incidente evidencia que las políticas de accesibilidad del teatro para contar con espectáculos y eventos culturales, aunque cumplen ciertos estándares, no contemplan de manera integral las necesidades de personas con discapacidades no físicas.
En su página web, el Teatro Arcimboldi menciona su compromiso con la accesibilidad en espectáculos y eventos culturales, pero este parece limitado a visitantes con movilidad reducida. Para Stefania y otras familias en situaciones similares, este tipo de acciones demuestran que la verdadera inclusión no puede limitarse a las apariencias, sino que requiere un esfuerzo genuino por comprender y respetar la diversidad en todas sus formas.
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