Los talibanes no pierden el tiempo en acabar con los derechos humanos

EmailFacebookTwitterLinkedinPinterest
25/09/2021 - 19:00
Manifestación en Kabul, 8 de septiembre de 2021

Lectura fácil

Amnistía Internacional ha registrado “una larga lista” de ataques contra los derechos humanos perpetrados por los talibanes desde su llegada al poder, entre los que destacan homicidios selectivos de civiles y soldados que se habían rendido, el bloqueo de la ayuda humanitaria en el valle de Panjshir... entre otros.

En contra de las reiteradas afirmaciones de los talibanes de que respetarían los derechos de la población afgana, el documento publicado, Afghanistan’s fall into the hands of the Talibandestaca que se han vuelto a imponer restricciones a las mujeres, la libertad de expresión y la sociedad civil.

Los talibanes avanzan sin tregua en la destrucción de todo lo conseguido en materia de derechos humanos en los últimos veinte años

Los talibanes han demostrado claramente que no están dispuestos realmente a proteger o respetar los derechos humanos. “Hemos presenciado ya una oleada de violaciones, desde ataques de represalia y restricciones a las mujeres, a la represión de protestas, los medios de comunicación y la sociedad civil”, ha declarado, Dinushika Dissanayake, directora adjunta de Amnistía Internacional para Asia meridional.

“Ante el clima imperante de temor, la falta de conexión de telefonía móvil en muchas zonas y los cortes de Internet a manos de los talibanes, estas conclusiones son probablemente una simple instantánea de lo que está ocurriendo en el terreno”

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU debe crear un mecanismo fuerte e independiente cuyo mandato sea documentar, recoger y conservar pruebas de los crímenes de derecho internacional y otras graves violaciones de derechos humanos que se están cometiendo en todo Afganistán.

Como consecuencia del clima de temor provocado por la toma de poder, muchas mujeres afganas ahora usan el burkase abstienen de salir de casa si no es acompañadas de un hombre y han abandonado otras actividades para evitar violencia y represalias. A pesar de las múltiples amenazas que se presentan ahora contra sus derechos, las mujeres han organizado protestas en todo el país.

Aunque hayan permitido que algunas protestas continúen de forma pacífica, los talibanes han reprimido con violencia muchas de ellas. El 4 de septiembre, las fuerzas especiales talibanes dispersaron aproximadamente a 100 mujeres que protestaban en Kabul, efectuando disparos al aire y lanzando, según los informes, gas lacrimógeno.

El 8 de septiembre, el Ministerio del Interior, actualmente bajo el control de los talibanes, emitió la orden de prohibir todas las manifestaciones y reuniones en todo Afganistán “hasta que se codifique una política sobre manifestaciones”.

Clima de temor para los defensores y defensoras de los derechos humanos

Muchas personas temen ahora represalias por parte de los talibanes contra los que trabajan con el gobierno o con la comunidad internacional; contra personas que han trabajado en pro de los derechos humanos y la justicia; o contra aquellos cuyos estilos de vida y opiniones son simplemente percibidas como contrarias a la ideología de los mandatarios en Afganistán. 

Existe un gran temor por las mujeres, por los periodistas y por la nueva generación de líderes de la sociedad civil que han ido emergiendo durante los últimos años. Las diversas minorías étnicas y religiosas de Afganistán están expuestas también a la violencia y la represión, dados los patrones previos de violaciones graves bajo el régimen talibán y los informes de asesinatos y ataques selectivos en los meses recientes. 

La trágica situación humanitaria, agravada por una sequía pertinente, la pandemia de COVID-19, y las considerables deficiencias para hacer realidad derechos económicos, sociales y culturales, se ha agravado aun más debido a los sucesos recientes. 

Desde el 15 de agosto, se han registrado ataques a defensores y defensoras de los derechos humanos casi a diario

Los talibanes están llevando a cabo búsquedas de personas defensoras de los derechos humanos puerta a puerta, lo que obliga a muchas a esconderse.

Un equipo de investigación ha entrevistado a un defensor de los derechos humanos que ha logrado huir del país. Esta persona ha explicado que, el día que los talibanes entraron en Kabul, recibió una llamada en la que le pedían que entregara los vehículos, el quipo y el dinero de su organización. Quien le llamaba sabía su nombre y le advirtió que no tenía otra elección que cooperar.

Durante los días siguientes, recibió más llamadas telefónicas y mensajes de WhatsApp, para pedirle su dirección postal y comunicarle que querían reunirse con él en lugares designados. Los talibanes habían pegado a dos compañeros de su ONG. Las imágenes compartidas por uno de sus compañeros de trabajo, que Amnistía Internacional y un perito patólogo han verificado, muestran las típicas marcas de haber recibido azotes en la espalda y hematomas amarillentos en el brazo izquierdo de la víctima.

La amenaza a la que se enfrentan las personas defensoras de los derechos humanos atrapadas en Afganistán es real

Son objeto de ataques porque se las considera enemigos políticos. Allanan sus oficinas y domicilios. Golpean a sus compañeros. Se ven con la obligación de esconderse. Viven bajo la amenaza constante de arresto, tortura o algo peor.

“Quienes han logrado salir del país están ahora atrapados en campamentos militares o en países vecinos, sin saber cuál será su destino final ni cómo podrán reconstruir sus vidas destrozadas de la noche a la mañana”, ha declarado Delphine Reculeau, directora de programa del Programa de Defensores de Derechos Humanos de la OMCT.

“La comunidad internacional debe respetar sus compromisos morales y políticos y no fallar a las personas que han dedicado su vida a defender los derechos humanos, la igualdad de género, el estado de derecho y las libertades democráticas en su país, sino que debe protegerlas a toda costa.”

Añadir nuevo comentario