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Según la EFSA, Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), 4,5 millones de personas en la Unión Europea sufren algún tipo de alergia alimentaria. En el caso de España, esta cifra se sitúa en dos millones, concretamente, en torno al 8% de los menores de 14 años y al 2-3 % de los adultos.
La importancia de la composición de los alimentos
“La mejor manera de prevenir las alergias alimentarias es a través de información alimentaria que es el principal medio de comunicación entre los operadores alimentarios (productores, vendedores, personal de hostelería, etc.) y los consumidores”, afirman desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, AESAN.
Una información, que debe aparecer de forma clara y legible, y que “permite que los consumidores puedan conocer, entre otros aspectos, la composición de los alimentos para poder realizar una elección con conocimiento de causa de las opciones que sean seguras para ellos”.
Información a los consumidores sobre alergias alimentarias
Con ese objetivo, la AESAN ha actualizado el folleto de información a las personas consumidoras sobre alergias alimentarias y puesto en marcha varias iniciativas para ayudar a la ciudadanía a entender la información que obligatoriamente debe incluirse en el etiquetado de algunos alimentos que contienen alérgenos.
En ese sentido, desde la Agencia, recuerdan las 5 claves que hay que tener en cuenta si sufrimos algún tipo de alergia alimentaria:
- En los alimentos envasados, los alérgenos figurarán en la lista de ingredientes de forma destacada mediante una composición tipográfica que la diferencie claramente del resto de ingredientes de la lista. En caso de que no haya lista de ingredientes, se indicarán después de la palabra “contiene”.
- En ocasiones en el etiquetado de los alimentos podemos encontrar menciones del tipo “Puede contener + alérgeno”, que advierten al consumidor de una posible presencia no intencionada (no es un ingrediente) e inevitable de un alérgeno, por ejemplo, por una posible contaminación cruzada.
- El Reglamento de la Unión Europea Nº 1169/2011 sobre la información alimentaria facilitada al consumidor establece 14 grupos de sustancias que son las que, estadísticamente causan la mayor parte de alergias o intolerancias alimentarias y que, por ello, deben aparecer en el etiquetado. Estas son:
- Cereales que contienen gluten (trigo, centeno, cebada, avena, etc.)
- Crustáceos
- Huevos
- Pescado
- Cacahuetes
- Soja
- Leche (incluida la lactosa)
- Frutos de cáscara (nueces, almendras, avellanas, etc.)
- Apio
- Mostaza
- Sésamo
- Dióxidos de azufre y sulfitos en concentraciones superiores a 10 mg/kg o 10 mg/l
- Altramuces
- Moluscos
Aunque la normativa sólo obliga a declarar estos 14, debemos tener en cuenta que hay personas alérgicas a otros alimentos como el melocotón, los garbanzos o los guisantes. Por ello, una vez más, la importancia de leer en la etiqueta, en este caso, el listado de ingredientes.
- La información debe aparecer en etiquetas adheridas al alimento en el caso de que éste se haya envasado previamente (y la venta sea sin vendedor). El tamaño de letra de las etiquetas deberá ser, al menos, 1,2 mm con carácter general y 0,9 mm cuando la superficie mayor del envase sea inferior a 80 cm2.

- En restauración y venta a granel, también es obligatorio informar sobre los alérgenos, aunque puede hacerse verbalmente, siempre que esté disponible por escrito si el cliente lo pide. Precisamente es el Real Decreto 126/2015, que regula la información alimentaria sobre alérgenos en alimentos no envasados en España, el que establece que incluso en la venta a distancia, por ejemplo, a través de teléfono o Internet, se debe informar al consumidor de la presencia de alérgenos.
“Existe una creciente preocupación por la presencia de alérgenos, su etiquetado y las alertas que se comunican a la población”, afirman desde la AESAN que busca con este tipo de iniciativas y colaboraciones, por ejemplo con la EFSA en la campaña #Safe2eat, promover el compromiso de los europeos con la seguridad alimentaria a través de la información.
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