La importancia de los amigos en la vida de un niño

EmailFacebookTwitterLinkedinPinterest
13/11/2022 - 08:30
Amigos jugando

Lectura fácil

El doctor en Psicología y Ciencias de la Salud, Javier Urra, quien también fue el primer Defensor del Menor, subrayó que es fundamental que los niños y adolescentes tengan dos grupos de amigos: “Uno puede ser en la escuela y otro, perteneciente a otras actividades que tenga el menor” para evitar conflictos y aislamiento, entre otros problemas.

Así lo manifestó en un diálogo organizado por la Fundación Merck Salud que acogió la agencia de noticias Servimedia para presentar una nueva monografía de la Colección de Bioética y Derecho Sanitario, titulada ‘Salud del niño, del adolescente y del joven adulto’.

Urra explicó que “al tener dos grupos de amigos, si el menor se siente mal y señalado por su grupo de compañeros tiene otro de apoyo. Está claro que para los chicos, sobre todo a la edad adolescente, el grupo de relación es más importante que el de pertenencia”.

Tener grupos de amigos diferentes supone combatir el posible aislamiento si en alguno se comienza con la discriminación

El experto explica esto con el ejemplo de que a un chico o chica de 15 años lo único que le preocupa es que un viernes por la tarde sus amigos le llamen para salir, lo que da a entender que los quieren y que quieren estar con ellos. Si eso no sucede, su vida se frustra y llega el sufrimiento.

Asimismo, Urra recomienda que los padres acerquen a sus propios amigos a sus hijos, porque sería una buena forma de darles a entender que no pasa nada y que es beneficioso que los progenitores conozcan a su círculo de amistades.

A este respecto, Javier Urra comentó respecto al posible círculo de amigos que “sólo hay que entrar en conflicto cuando se sabe que tu hijo va con personas más mayores que él, que está consumiendo drogas o traficando o que ha entrado en una banda”.

De todos modos, para el director de EducaLike, Guillermo Cánovas Gaillemin, “no hay que tener miedo de ir a la confrontación, sobre todo no hay que esquivar los pequeños conflictos y discusiones de cada día. Por ejemplo, si yo considero que tú con 14 o 16 años tienes que apagar el móvil y tienes que ir sin el móvil encendido a la cama, esto es innegociable”.

Del mismo modo, añadió que, “ante cualquier problema que tenga un adolescente, como la adicción tecnológica, la familia debe acompañar, supervisar y educar porque si lo hacen es difícil que estos trastornos se lleguen a desarrollar”.

Grupo de amigos, disfrutando de un día soleado
Grupo de amigos, disfrutando de un día soleado

Lo mismo ocurre cuando se trata de trastornos del comportamiento alimentario. La jefa de sección de Psiquiatría Infantil del Hospital Niño Jesús de Madrid, la doctora Mar Faya, señaló que si estos problemas de la alimentación se detectan de forma precoz, “se puede cambiar el curso de la enfermedad”.

En cuanto al papel de los padres, añadió, “estos deben hablar con el chico o la chica para que sepan de su preocupación. Hay que brindarles ir juntos a un grupo de profesionales, ya que el adolescente no tendrá ninguna conciencia de tener una enfermedad. Ellos deben saber que son importantes y que los padres están preocupados”.

Los hijos son esponjas, y ellos aprenderán lo que ven en sus propias casas, los padres son el primer ejemplo

Dejando en paralelo el tema de los amigos, el director de Derecho Sanitario Asesores, Fernando Abellán-García, quien ha coordinado la monografía de la Fundación Merck Salud, defendió que “todo esto no es sólo tarea exclusiva de los padres o de los formadores, ya que también tienen que tomar conciencia de estos problemas los que tienen un altavoz en la sociedad y darse cuenta de que la infancia y la adolescencia son fases especialmente vulnerables”.

Y a esto agregó que tampoco hay que olvidar que “los propios padres también han caído en las nuevas tecnologías, ya que es muy común ver a una familia en su casa y cada miembro estar con su móvil”.

Asimismo, es tan común, que los propios niños y adolescentes cuando se encuentran con sus amigos fuera del horario escolar, siguen pegados a las pantallas, dejando así de lado la naturalidad de las relaciones.

De hecho, Abellán-García señaló que “en un estudio que hicimos en los colegios de toda España preguntamos a los niños que normas pondrían a sus padres respecto al uso de la tecnología. Su respuesta fue: prohibiría a mis padres contestar WhatsApp mientras conducen. Esta respuesta nos demuestra que los menores están pendientes de lo que hacen sus padres”.

Añadir nuevo comentario