
Lectura fácil
Mientras la Franja de Gaza vive una de las peores crisis humanitarias en décadas, con más de 50.000 víctimas mortales desde el 7 de octubre de 2023, los negocios armamentísticos entre varios países europeos e Israel no se han detenido. Pese a que el país dirigido por Benjamín Netanyahu es acusado de violaciones graves a los derechos humanos, cinco gobiernos europeos han aprobado, en 2024, transacciones militares con Tel Aviv.
Los datos, revelados por Público a partir de los informes entregados al Tratado sobre el Comercio de Armas (TCA), muestran que la maquinaria de guerra sigue girando, incluso cuando las imágenes del sufrimiento civil en Gaza inundan los medios de comunicación.
El Tratado de Comercio de Armas es un papel mojado
El TCA, firmado por 116 países, establece la obligación de no exportar armamento a naciones involucradas en crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, la práctica contradice el principio. Países que han rubricado este tratado, como República Checa, Serbia, Polonia, Grecia y Holanda, han mantenido sus operaciones comerciales con Israel activas durante 2024.
Incluso España, también firmante del tratado, ha tenido que reevaluar sus vínculos. El Gobierno de Pedro Sánchez, que en los últimos meses ha adoptado una postura más crítica hacia la política israelí, ordenó la suspensión de una licencia militar a Pap-Tecnos, filial de la compañía israelí Rafael Advanced Defense System. Esta licencia permitía la fabricación de 168 misiles anticarro Spike LR2 para el Ejército de Tierra español.
Además, el Ejecutivo español ha solicitado a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, que se imponga un embargo total de armas a Israel.
Europa en una encrucijada por los negocios y los derechos humanos
No todos comparten la posición española. De acuerdo a los registros enviados al TCA, la República Checa autorizó en 2024 el envío de 158 rifles de asalto a Israel. Un año antes, el país gobernado por el conservador Petr Fiala ya había enviado 200 rifles y 400 ametralladoras ligeras.
Serbia, por su parte, permitió la exportación de 24 sistemas de artillería de largo alcance. Aunque el país está en proceso de adhesión a la Unión Europea y ha firmado el TCA, su política militar sigue alineándose con intereses que contrastan con los principios del derecho internacional humanitario.
En la lista también figuran Polonia, que importó 442 revólveres y 23 rifles israelíes; Grecia, con la compra de 310 pistolas y 30 rifles; y Países Bajos, que adquirió seis ametralladoras ligeras y un subfusil.
2023: un año récord en exportaciones hacia Israel
La tendencia no es nueva. Según el último informe oficial de exportaciones de armas de la UE, en 2023 se aprobaron 655 licencias para transferencias de material militar a Israel, con un valor conjunto de 948 millones de euros.
Alemania lideró con 326 millones de euros en exportaciones. Le siguieron Grecia (183 millones), Francia (167 millones) y Rumanía (59 millones). En total, 23 países europeos participaron en estas operaciones, sin que se especifique si ocurrieron antes o después del inicio del conflicto en octubre.
Frente a este panorama, organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional han redoblado su presión. Alberto Estévez, portavoz en España, instó a que la UE discuta un embargo armamentístico total en la próxima reunión del Grupo de Trabajo sobre Armas Convencionales del Consejo Europeo, prevista para el jueves 11 de junio.
Amnistía advirtió públicamente que "los países que sigan vendiendo armas a Israel corren el riesgo de convertirse en cómplices de genocidio", y apeló al Consejo de Seguridad de la ONU para que adopte medidas urgentes.
La contradicción europea
El conflicto en Gaza ha puesto en evidencia la disonancia entre los valores declarados por la Unión Europea y la realidad de sus relaciones comerciales militares. A pesar de los informes, denuncias y la creciente presión de la sociedad civil, muchos gobiernos siguen priorizando los contratos sobre los derechos humanos.
El caso de Israel no solo revela una falta de voluntad política para aplicar el TCA con coherencia, sino que también muestra cómo el negocio de las armas continúa impasible, incluso frente al sufrimiento masivo de civiles.
Añadir nuevo comentario