La esperanza de vida global aumenta 6,2 años desde 1990, pero se estanca durante la pandemia

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21/04/2024 - 09:00
Una pareja de personas mayores con mascarilla se miran abrazados

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Un estudio del Instituto de Medición y Evaluación de la Salud (IHME) con sede en Washington, EE. UU., y publicado en la revista ‘The Lancet’, reveló que la esperanza de vida global ha aumentado en 6.2 años desde 1990, aunque este progreso se ha estancado durante la pandemia.

Durante las últimas tres décadas, ha habido una disminución en las muertes causadas por diarrea, infecciones respiratorias inferiores, accidentes cerebrovasculares y enfermedad cardíaca isquémica. Estos avances han contribuido al aumento en los años de vida.

La pandemia afectó a los progresos de esperanza de vida

No obstante, con la irrupción de la COVID-19 en 2020, este progreso se detuvo en muchos lugares, como señala el estudio del IHME, que contrastó las muertes por COVID-19 con las causadas por otras enfermedades a nivel mundial.

A pesar de los desafíos que surgieron durante la pandemia, los investigadores han confirmado que la superregión que abarca el Sudeste Asiático, Asia Oriental y Oceanía experimentó el mayor aumento neto en la esperanza de vida entre 1990 y 2021, con un incremento de 8.3 años. Esto se debe a la reducción de la mortalidad por enfermedades respiratorias crónicas, accidentes cerebrovasculares, infecciones de las vías respiratorias inferiores y cáncer.

La eficaz gestión de la pandemia por parte de esta superregión contribuyó a preservar estos avances. En este sentido, la doctora Liane Ong, una de las principales autoras del estudio e investigadora científica principal del IHME, señaló que "este estudio ofrece una visión detallada de la salud a nivel mundial".

Cambios en las cinco principales causas de fallecimiento

Por un lado, agregó, "se observaron los logros monumentales de los países en la prevención de muertes por diarrea y accidentes cerebrovasculares, pero también se evidenció cuánto nos ha hecho retroceder la pandemia de la COVID-19".

Esta investigación subrayó cómo la pandemia cambió drásticamente las cinco principales causas de muerte por primera vez en 30 años. La COVID-19 desplazó al accidente cerebrovascular, convirtiéndose así en la segunda causa de muerte a nivel mundial.

Además, los investigadores descubrieron que los continentes más afectados por la pandemia fueron América Latina, el Caribe y África subsahariana, los cuales experimentaron la mayor reducción en años de longevidad debido a la COVID-19 en 2021.

Al examinar las diversas causas de mortalidad, la investigación reveló marcadas disminuciones en las muertes por enfermedades entéricas, como la diarrea y la fiebre tifoidea. Estos avances incrementaron la longevidad a nivel global en 1,1 años entre 1990 y 2021. Las reducciones en las muertes por infecciones de las vías respiratorias inferiores añadieron 0,9 años a la esperanza de vida mundial durante este lapso.

Avances en prevención de mortalidad

Los progresos en la prevención de muertes por diversas causas también elevaron la esperanza de vida a nivel global, abarcando los accidentes cerebrovasculares, los trastornos neonatales, la cardiopatía isquémica y el cáncer. En cada caso, las disminuciones en las tasas de mortalidad fueron más significativas entre 1990 y 2019.

En términos regionales, África subsahariana oriental registró el mayor aumento en la longevidad, con un incremento de 10,7 años entre 1990 y 2021. El manejo de enfermedades diarreicas fue el principal factor impulsor detrás de estas mejoras en dicha región.

Asia Oriental experimentó el segundo mayor aumento en la esperanza de vida. El éxito de la región en la notable reducción de las muertes por enfermedad pulmonar obstructiva crónica desempeñó un papel fundamental en este logro.

Además de ofrecer nuevos conocimientos sobre la COVID-19, el estudio reveló un aumento en las amenazas de enfermedades no transmisibles, como la diabetes y las enfermedades renales, que están en aumento en todos los países. Los investigadores también señalaron progresos desiguales en enfermedades como la cardiopatía isquémica, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer.

Los científicos resaltaron que, si bien los países de ingresos altos lograron aumentar la esperanza de vida, reduciendo las muertes por diversas enfermedades no transmisibles, muchos países de ingresos bajos no han logrado hacerlo.

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