Así se diseñó el icónico símbolo de la discapacidad, pero ¿quizá es hora de una renovación?

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07/02/2024 - 16:26
El símbolo de la discapacidad

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Todos somos capaces de identificar a la primera el icono azul con una silla de ruedas en blanco y saber que indica un lugar reservado, o que cuenta con sistemas de accesibilidad, para una persona con discapacidad física. Y lo sabemos porque llevamos viéndolo desde 1968, momento en el que Susanne Koefoed, una estudiante danesa, hizo un boceto inicial para un concurso en el que se pedía un pictograma representativo de una persona con movilidad reducida.

Su uso se estandarizó y se ha estado utilizando todo este tiempo para representar a las personas con discapacidad. Sin embargo, no todas ellas, ni si quiera una gran mayoría, utiliza una silla de ruedas. Por este motivo han empezado a surgir en varios sectores ciertas críticas sobre la limitación de este símbolo y la necesidad de generar otros que resulten mucho más inclusivos con aquellas diversidades funcionales que no se ven a simple vista.

¿Esta el icono de la persona en silla de ruedas obsoleto para representar la discapacidad?

“Hoy en día una persona en silla de ruedas es perfectamente capaz de moverse con independencia y autonomía y su pictograma le sigue representando como un sujeto pasivo, necesitado”, comentaba el diseñador Oyer Corazón en su página web, que ya en 2009 abogaba por la necesidad de renovar este símbolo para que fuese más inclusivo. En su propuesta, la persona en silla de ruedas inclina su cuerpo hacia adelante y se impulsa con sus propios brazos.

Pero no es el único que ha propuesto otros pictogramas para modernizar al que de momento utilizamos. Sara Hendren y Brian Glenney hicieron lo propio en 2014 con un diseño en el que, manteniendo los colores, buscaban una representación más activa de las personas con discapacidad. Un año más tarde, en 2015, desde Naciones Unidas se lanzó un logo para representar la accesibilidad. En el se representa una figura humana con brazos y piernas abiertas que busca representar a todos.

Y es que “hay muchas discapacidades que no se aprecian a simple vista y pueden ser tan incapacitantes o más que las que se perciben de manera externa”, señalan desde el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi). Las personas diagnosticadas con alguna discapacidad “invisible” tienen que justificar constantemente que realmente hay una limitación. Esta falta de concienciación y sensibilización supone un obstáculo.

Las que no se ven

Es mucho más fácil saber que una persona tiene una diversidad funcional física porque puede verse a simple vista. Sin embargo, existen muchas otras que pasan desapercibidas, como las que tienen que ver con enfermedades cardiovasculares, las auditivas y por supuesto las de carácter cognitivo.

Muchas de ellas carecen directamente de una simbología específica y lo cierto es que no tiene sentido asociar una discapacidad intelectual con una física, como puede ser la de una movilidad reducida. Ante esto, no cabe la menor duda de que hace falta actualizar la simbología para que esta sea mucho más representativa e inclusiva.

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