Los beneficios del deporte durante la etapa del cáncer

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10/06/2025 - 15:30
Deporte y cáncer

Lectura fácil

Durante años se pensó que el reposo era la mejor opción para los pacientes con cáncer. Hoy, la evidencia científica y la experiencia de muchos demuestran que el ejercicio físico adaptado no solo es seguro, sino también esencial para mejorar la calidad de vida durante el tratamiento.

Del reposo absoluto al ejercicio oncológico: beneficios del deporte durante el cáncer

Durante muchos años, el diagnóstico de cáncer venía acompañado de una recomendación casi inamovible: reposo absoluto. Se entendía que el cuerpo, sometido a tratamientos agresivos y a un desgaste físico y emocional significativo, necesitaba ahorrar toda la energía posible.

Sin embargo, en la última década, esta visión acerca del cáncer y la actividad física ha cambiado radicalmente. Numerosas investigaciones han demostrado que el ejercicio físico adaptado no solo es seguro, sino también altamente beneficioso para los pacientes oncológicos.

Una nueva forma de entender el tratamiento

El ejercicio no sustituye a los tratamientos médicos convencionales, pero sí puede convertirse en un gran aliado. La actividad física regular ayuda a mantener la masa muscular, mejorar la capacidad cardiorrespiratoria, reducir la fatiga y aliviar efectos secundarios comunes de la quimioterapia y la radioterapia. Además, actúa positivamente en el estado de ánimo, el sueño y la autoestima, elementos clave en la lucha contra cualquier enfermedad.

No se trata de acudir al gimnasio a levantar pesas sin control ni de correr una maratón. El deporte en pacientes oncológicos debe estar adaptado a cada etapa del tratamiento, al tipo de cáncer y a la condición física de cada persona.

Varias actividades como caminar, nadar, hacer yoga o ejercicios de fuerza moderada bajo supervisión son algunas de las más recomendadas. Incluso en los casos más delicados, el movimiento suave y constante puede generar mejoras sustanciales.

Deporte como herramienta social y emocional

El abordaje del cáncer ya no se limita al tratamiento farmacológico. Equipos médicos y asociaciones especializadas promueven enfoques integrales que combinan ejercicio físico, asesoramiento nutricional y apoyo psicológico. Esta visión global del bienestar del paciente permite no solo sobrellevar mejor el proceso oncológico, sino también reducir el riesgo de recaídas y aumentar la esperanza de vida.

El deporte, además de sus efectos físicos, ofrece una dimensión emocional y social importante. Entrenar en grupo, compartir objetivos comunes y sentirse parte de una comunidad mejora la calidad de vida. La creación de lazos entre pacientes, la rutina semanal de actividad y la sensación de progreso personal hacen que el deporte se convierta también en una fuente de motivación y esperanza.

El reto de los próximos años

Con el aumento de la incidencia del cáncer, que continúa creciendo en muchas regiones, no basta solo con avanzar en investigación médica. Es necesario reforzar los recursos asistenciales y promover hábitos de vida saludables desde el inicio del diagnóstico. Invertir en programas de ejercicio terapéutico, facilitar el acceso a profesionales especializados y romper con mitos desfasados sobre la fragilidad del paciente oncológico deben ser prioridades del sistema sanitario.

El mensaje es claro: moverse, siempre que sea posible y con supervisión, no es solo seguro, es recomendable. El deporte, bien adaptado, es una forma más de luchar, resistir y vivir mejor.

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