¿Por qué recuerdas la letra de una canción pero no lo que estudiaste para un examen?

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31/05/2025 - 17:00
Dos amigas cantando en el coche

Lectura fácil

No has escuchado esa canción desde hace años, pero apenas empieza a sonar en el radio, en un bar o en un anuncio de televisión, recuerdas todas y cada una de las palabras.

Es posible que tenga que ver con la manera en la que el cerebro procesa la información acústica y dónde la compartimenta.

La razón por la que ciertas canciones se quedan en nuestra memoria de manera indeleble es un misterio. No obstante, un estudio realizado por Daniela Sammler, del Max Planck Institute for Human Cognitive and Brain Sciences, señala que la letra de las canciones tiene su propia sección de almacenamiento en el cerebro, separada de la que usa para guardar la melodía.

¿Por qué recordamos tan bien las canciones?

Seguro que alguna vez te ha pasado: no recuerdas lo que estudiaste la semana pasada, pero puedes cantar de memoria una canción que escuchaste hace años. Este fenómeno tiene una explicación neurocientífica: la música activa múltiples áreas del cerebro al mismo tiempo, incluyendo aquellas relacionadas con la memoria, las emociones y el lenguaje.

Además, una canción suele tener estructuras repetitivas y rítmicas, lo que facilita su retención. Nuestro cerebro adora los patrones, y las letras musicales suelen tener ritmo, rima y melodía, tres ingredientes ideales para fijar recuerdos. Por eso, a menudo recordamos canciones completas sin esfuerzo consciente.

Desde otro punto de vista, hay al menos tres razones por las que recordamos las letras de alguna canción, según la psicóloga musical Vicky Williamson.

Simple exposición

La música está por doquier: en las tiendas, bares, autos, gimnasios y restaurantes.

La mayoría de la gente no tiene ni idea de cuánto han escuchado sus canciones favoritas, pero puede llegar a ser cientos y hasta miles de veces.

La exposición repetida aumenta la probabilidad de retención a cualquier estímulo, especialmente cuando la información es idéntica todas la veces, como sucede con una grabación.

Así que la primera razón por la que recordamos las canciones con facilidad es que bombardeamos a nuestra memoria con ellas.

Desencadenantes emocionales

La segunda razón es que podemos vincularlas a emociones fuertes. Las puede provocar la música misma o nosotros mismos las asociamos con eventos emotivos, de manera que pasan a representar nuestras grandes alegrías y pesares.

En general, las memorias emocionales son fáciles de recordar sin necesidad de la exposición repetida. No obstante, a menudo escuchamos tonadas conmovedoras pues nos hacen sentir bien psicológicamente.

Memoria motora

Finalmente, las canciones se nos vienen sin dificultad a la mente pues son en parte memoria motora.

Una reacción común a la música, lírica o no, es aprender a cantarla, así lo hagamos solamente en la privacidad de la ducha.

Las memorias que son de naturaleza motora se tornan en hábitos y pueden recuperarse subconscientemente sin mucho esfuerzo, como por ejemplo caminar, conducir o nadar. En ese sentido, se puede decir que recordar una canción es tan fácil como montar bicicleta.

El cerebro, la emoción y la memoria

La música no solo se escucha, se siente. Cuando una canción nos gusta o nos emociona, el cerebro libera dopamina, un neurotransmisor asociado al placer y la motivación. Esto potencia la consolidación de la memoria, haciendo que los recuerdos vinculados a esa experiencia emocional se fijen con mayor intensidad.

En cambio, el estudio tradicional muchas veces no despierta emociones, o incluso se asocia con estrés o ansiedad. Esto limita la capacidad del cerebro para almacenar la información a largo plazo. En resumen: recordamos mejor lo que nos hace sentir.

¿Y si estudiáramos como si cantáramos?

Los expertos en aprendizaje y neuroeducación coinciden: convertir el estudio en una experiencia más activa, emocional y multisensorial mejora enormemente la retención. Por eso, técnicas como crear canciones o rimas con lo que hay que memorizar, usar mapas mentales, relacionar conceptos con imágenes o contar historias, resultan más eficaces que simplemente leer y subrayar.

El uso de la música en el aprendizaje no es nuevo. Desde el abecedario cantado en la infancia hasta las tablas de multiplicar con ritmo, todo lo que estimula distintas vías cerebrales ayuda a fijar el conocimiento.

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