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Un estudio internacional con participación del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CABD‑CSIC) y el Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN‑CSIC) ha concluido que la carabela portuguesa, hasta ahora considerada una única especie, en realidad comprende cuatro especies distintas: Physalia physalis, P. utriculus, P. megalista y la recientemente identificada P. minuta.
Metodología: genomas e imágenes al mismo tiempo para conocer bien a la carabela portuguesa
La investigación, publicada en la prestigiosa revista Current Biology, se basó en el análisis genómico de 151 ejemplares globales de carabela portuguesa, junto al análisis de unas 4.000 imágenes recopiladas por plataformas de ciencia ciudadana como iNaturalist, que documentaban variantes morfológicas previamente ignoradas.
Los resultados evidenciaron cinco linajes genéticos reproductivamente aislados, revelando que no existe intercambio genético entre las especies, incluso cuando coexisten en las mismas zonas oceánicas.
Ejemplares y distribución geográfica
Cada especie se caracteriza por una distribución geográfica propia:
- Physalia physalis: la más conocida, presente en aguas del Atlántico.
- P. utriculus: se distribuye por océanos Pacífico, Índico y parte del sudoeste atlántico.
- P. megalista: presente en regiones del Pacífico, Índico y Atlántico sur.
- P. minuta: recién reconocida, localizada principalmente en aguas cercanas a Nueva Zelanda y Australia.
Gracias a modelos de circulación oceánica y de rutas de deriva, los científicos muestran cómo corrientes y vientos regionales actúan como barreras naturales que fragmentan las poblaciones, impidiendo su mezcla genética incluso en mar abierto.
Qué significa: el océano abierto no es una unidad biológica homogénea
Este hallazgo de la carabela portuguesa cuestiona la creencia tradicional de que el océano abierto actúa como un espacio homogéneo donde organismos dispersivos ensamblan poblaciones genéticamente uniformes. El estudio demuestra que la diversidad genética y la especiación están presentes incluso en organismos capaces de recorrer vastas extensiones marinas.
Según la investigadora Laura Prieto (ICMAN‑CSIC), identificar poblaciones locales es esencial para aplicar medidas de conservación y gestión específicas, en lugar de tratar todas las carabelas como una sola población global homogeneizada. Esto permite adaptar estrategias locales más efectivas.
Asimismo, Ozren Bogdanovic (CABD‑CSIC) subraya el inmenso esfuerzo de colecta de ejemplares a escala mundial, crucial para revelar esta diversidad críptica.
Tres de las especies de carabela portuguesa propuestas (P. physalis, P. utriculus, P. megalista) habían sido descritas en los siglos XVIII y XIX, pero fueron descartadas por falta de pruebas concluyentes. Este estudio las revalida plenamente a través de evidencia genómica y morfológica moderna, restaurando esas antiguas clasificaciones taxonómicas.
Implicaciones ecológicas y futuras líneas de investigación
1. Conservación y manejo adaptado localmente. La identificación de especies con distribuciones locales permite estrategias de manejo adaptadas, evitando medidas uniformes que podrían ser ineficientes o inadecuadas.
2. Salud pública y previsión de picaduras. En lugares como Australia, millones de personas sufren picaduras absurdas por carabelas marinas. Se está desarrollando un sistema de predicción de arribazones de carabelas, que ahora puede afinarse sabiendo qué especie está más propensa a llegar según corrientes y vientos, mejorando los avisos y los protocolos de seguridad en playas.
3. Biodiversidad en alta mar. Este caso se suma a otros estudios que confirman que incluso en organismos marinos altamente dispersivos, existen estructuras genéticas locales. Esto desafía el axioma de que “todo está en todas partes” cuando un organismo flota libremente en océanos abiertos.
4. Aplicaciones biotecnológicas y farmacológicas. Diferencias en composición molecular y genética entre las especies podrían ofrecer péptidos tóxicos diferentes, con potencial interés farmacológico, dado que ya se han aislado compuestos de P. physalis. Reconocer especies distintas permite apuntar mejor hacia posibles aplicaciones biomédicas.
El océano sigue albergando una biodiversidad oculta
El nuevo estudio publicado en Current Biology reafirma que la carabela portuguesa no es una sola entidad global, sino al menos cuatro especies con morfología, genética y distribución diferenciadas: P. physalis, P. utriculus, P. megalista y P. minuta.
Los trabajos del CABD‑CSIC y del ICMAN‑CSIC han sido claves para esta revisión taxonómica y para subrayar la importancia que ello tiene tanto para la biología evolutiva, como para la conservación y la salud pública. En un mar que parecía uniformemente conectado, emerge una biodiversidad oculta que exige comprender y gestionar con precisión.
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