Impacto del CO2 en los océanos: una lección del pasado para entender el presente

EmailFacebookTwitterLinkedinPinterest
11/07/2025 - 18:30
La transformación de los océanos hace 300 millones de años

Lectura fácil

Hace aproximadamente 300 millones de años, el planeta experimentó importantes transformaciones climáticas como consecuencia de enormes emisiones naturales de dióxido de carbono (CO2). Un equipo internacional de científicos de China, Dinamarca, Estados Unidos y Nueva Zelanda ha estudiado este fenómeno a través de un trabajo publicado recientemente en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Su investigación revela que estas emisiones masivas de CO2 provocaron significativas reducciones en los niveles de oxígeno en los océanos, generando eventos conocidos como anoxia oceánica.

Cinco eventos clave de desoxigenación de los océanos

El análisis identificó cinco periodos distintos entre 310 y 290 millones de años atrás en los que los niveles de oxígeno en los océanos cayeron entre un 4 y un 12 %. Cada uno de estos episodios de desoxigenación duró entre 100.000 y 200.000 años y coincidió con un marcado incremento en los niveles atmosféricos de dióxido de carbono.

Aunque no se vinculan directamente con extinciones masivas, sí se observan pausas notables en la biodiversidad de los océanos durante estos periodos, lo que sugiere un impacto considerable sobre los ecosistemas, especialmente en las regiones costeras.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores estudiaron núcleos de sedimentos extraídos de una formación geológica en el sur de China conocida como la sucesión Naqing. Mediante el análisis geoquímico de estos núcleos, centrado particularmente en los isótopos de uranio presentes en carbonatos, lograron reconstruir las condiciones del medio marino en ese periodo. Según Isabel P. Montañez, profesora del Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Universidad de California en Davis, los picos en la firma isotópica del uranio están “totalmente alineados” con los aumentos de CO2, reflejando así la magnitud de la anoxia oceánica.

Posteriormente, esta información fue utilizada para alimentar avanzados modelos climáticos desarrollados por los propios autores del estudio. Estos modelos permitieron entender cómo funcionaban los sistemas naturales de retroalimentación entre la atmósfera y los océanos en el pasado profundo de la Tierra.

Paralelos inquietantes con el presente

Aunque los eventos analizados ocurrieron en un mundo muy distinto al actual, la atmósfera de entonces contenía entre un 40 y un 50 % más oxígeno que la actual, las cantidades de dióxido de carbono liberadas en aquellos tiempos son comparables a los niveles actuales.

La gran diferencia es que, mientras en el pasado las emisiones de CO2 provinieron de fuentes naturales como erupciones volcánicas, hoy el aumento en los niveles de este gas se debe principalmente a la actividad humana, como la quema de combustibles fósiles y la deforestación.

Para Montañez, este hallazgo representa un llamado de atención: “Este es nuestro único análogo de grandes cambios en el dióxido de carbono a niveles comparables a los que vivimos hoy. No debemos asumir que estamos a salvo solo porque vivimos en una atmósfera moderna con menos oxígeno. La anoxia de los océanos puede repetirse”.

Los efectos de la anoxia no solo se traducen en un deterioro de la biodiversidad, sino también en impactos potenciales sobre actividades humanas fundamentales, como la pesca. Las zonas costeras, que suelen ser ricas en vida marina y esenciales para la economía de muchas comunidades, podrían volverse inhabitables para muchas especies si se repitieran procesos similares a los del pasado.

Una advertencia para el futuro climático

Este descubrimiento, al resaltar cómo grandes liberaciones de CO2 en el pasado condujeron a importantes alteraciones en la química de los océanos, aporta un contexto vital para comprender el cambio climático actual. Aunque los procesos naturales fueron los responsables entonces, la escala y ritmo de las emisiones contemporáneas impulsadas por el ser humano podrían provocar consecuencias similares, o incluso peores, si no se toman medidas urgentes para frenar la liberación de gases de efecto invernadero.

En palabras de Montañez: “El mensaje para nosotros es: no estén tan seguros de que no podremos repetir esto con la actual liberación de dióxido de carbono causada por el ser humano”. La historia geológica de la Tierra, entonces, no solo nos cuenta lo que fue, sino también lo que podría volver a ser si no se actúa con responsabilidad y urgencia.

Añadir nuevo comentario