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Este miércoles 7 de mayo, la Iglesia católica inicia un proceso crucial en su historia: el cónclave en el que los cardenales electores se reunirán para elegir al Papa número 267. La jornada comenzará con una solemne misa y culminará con la esperada primera fumata, que podría marcar el inicio de un nuevo pontificado si el humo que emerge de la chimenea de la Capilla Sixtina es blanco. Si, en cambio, es oscuro, significará que aún no se ha alcanzado un consenso.
El inicio del cónclave: una misa inicial y procesión hacia la Capilla Sixtina
A las 10:00 de la mañana (hora de Roma), los cardenales participarán en la misa “Pro eligendo Pontifice”, celebrada en la basílica de San Pedro. Esta ceremonia será presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, quien exhortará a sus hermanos a dejarse guiar por el Espíritu Santo en su elección durante el cónclave.
Posteriormente, en una ceremonia cargada de simbolismo y tradición, los cardenales se dirigirán en procesión hacia la Capilla Sixtina. Allí prestarán juramento de secreto y fidelidad al procedimiento, marcando así el inicio formal del cónclave.
Un recinto sagrado preparado para una decisión histórica
La Capilla Sixtina, célebre por los frescos de Miguel Ángel y otros artistas del Renacimiento, ha sido cuidadosamente acondicionada para este evento. Se han instalado tarimas, bancos y alfombras, además de una estufa doble: una para quemar las papeletas de cada votación, y otra destinada a producir el humo blanco o negro que comunicará al mundo si se ha elegido un nuevo Papa.
Para que un candidato sea elegido, deberá obtener al menos dos tercios de los votos en el cónclave. En esta ocasión, eso equivale a 89 de los 133 cardenales electores presentes. Aunque el colegio cardenalicio cuenta con 135 miembros, dos cardenales han declinado participar: el español Antonio Cañizares y el italiano Giovanni Angelo Becciu. Este último fue apartado del proceso por decisión del Papa Francisco debido a implicaciones en escándalos financieros, aunque él ha declarado acatar la decisión papal, reiterando su inocencia.
Múltiples votaciones diarias y reglas claras
Si bien este miércoles que arranca el cónclave, podría celebrarse solo un escrutinio, en los días siguientes se prevén hasta cuatro votaciones por jornada: dos en la mañana y dos por la tarde. Si tras 33 o 34 rondas aún no se ha alcanzado un acuerdo, se procederá a una votación definitiva entre los dos candidatos con más apoyo. En esa etapa, también se requerirá una mayoría de dos tercios, pero los “finalistas” no podrán votar.
El humo blanco será acompañado por el repique de las campanas de San Pedro para evitar confusión con el humo negro. La fórmula química usada en la estufa ayudará a producir un color claro y visible para los fieles congregados.
La aceptación del Papa y la aparición ante el mundo
Una vez alcanzada la mayoría requerida tras el cónclave, se preguntará al cardenal elegido, en latín, si acepta el pontificado y con qué nombre desea ser conocido. Luego, el nuevo Papa pasará a la llamada “Sala de las lágrimas”, donde se le entregarán las vestiduras papales. Estas han sido preparadas en tres tallas distintas, ya que aún se desconoce quién será el elegido.
Tras vestirse, el nuevo pontífice recibirá el saludo de los demás cardenales y se entonará el tradicional “Te Deum” en señal de agradecimiento. Finalmente, el cardenal protodiácono anunciará al mundo el esperado “Habemus Papam”, y el nuevo obispo de Roma impartirá su primera bendición urbi et orbi desde el balcón central de la basílica de San Pedro.
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