La importancia de garantizar la continuidad de la atención médica y los servicios básicos de salud

Si no se toman medidas inmediatas para garantizar la continuidad de la atención médica, las cifras de fallecidos por enfermedades transmisibles y no transmisibles serán inadmisibles.

La pandemia de la COVID-19 ha puesto en evidencia las catastróficas consecuencias de décadas de privatizaciones y competencia en el mercado.

Enfermedades evitables o tratables provocan cada año la muerte de seis millones de niños y adolescentes y de 2,8 millones de embarazadas y recién nacidos. El coronavirus incrementó estas cifras y empeoró el acceso a la atención médica.

La atención médica se ha visto alterada con la irrupción del coronavirus

Las autoridades de la gran mayoría de los países en todo el mundo, supusieron que los sistemas sanitarios ganarían pronto la lucha contra la Covid-19. Sin embargo, el incremento diario de contagios y muertes impone retrocesos en el progreso que se había logrado al minimizar el impacto de otras enfermedades como la diabetes o la malaria en diferentes colectivos de la sociedad.

Cuando se desató la pandemia, vimos hospitales desbordados, personal sanitario obligado a trabajar prácticamente sin ningún equipo de protección, residencias de mayores con numerosos infectados, gente formando largas colas para hacerse tests y colegios y profesores luchando contra dificultades para conectar con alumnos desde sus hogares.

Entonces se pedía a la población que se quedara en casa. No se tuvo en cuenta que muchas personas no tenían un techo bajo el que dormir, acceso a agua potable ni medidas de protección social.

Al inicio de la pandemia, funcionarios y autoridades sanitarias consideraron que se podía tolerar una interrupción relativamente breve de los servicios de salud esenciales, pero ya la Covid-19 durará mucho más de lo previsto.

Ningún país puede seguir posponiendo la provisión de servicios sanitarios cruciales

El diario EL PAÍS se hace eco de esta problemática y afirma que es urgente asegurar que los servicios de salud esenciales no queden arrinconados.

Durante muchos años se han subcontratado servicios públicos vitales a empresas privadas. A menudo esto ha tenido como resultado ineficiencia, corrupción, empeoramiento de la calidad, aumento de costes y el consecuente endeudamiento de los hogares. Como consecuencia de todo ello, las familias pobres son más pobres.

La pandemia ha revelado que existen bienes y servicios que deben quedar fuera de las leyes del mercado

Ya antes de la pandemia se calculaba que al menos la mitad de la población mundial de 7800 millones de personas carecía de acceso a servicios de salud esenciales.

Esto demandará financiación exclusiva, estrategias innovadoras y servicios descentralizados para llegar a las comunidades más pobres y enfermas del mundo.

También es crucial la creación de fondos solidarios nacionales e internacionales como el Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria.

En 2018, la Organización Mundial de la Salud definió un paquete esencial de servicios que deberían brindarse sin costo para los usuarios durante una crisis extendida, entre ellos: la atención médica maternoinfantil y el tratamiento referido a enfermedades transmisibles y no transmisibles, salud mental y enfermedades tropicales desatendidas.

En tanto, algunos países están buscando formas novedosas de proveer atención médica.