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El paso de la DANA por Valencia en octubre pasado ha dejado graves daños en muchas zonas naturales de baño del interior de la provincia. Este verano, varios ríos y pozas permanecen cerrados por riesgos de seguridad, afectando tanto a vecinos como a turistas que buscan refrescarse sin ir a la playa. Las autoridades trabajan para recuperar estos espacios tras la DANA, pero insisten en la importancia de respetar las restricciones mientras duren las reparaciones.
El impacto de la DANA en las zonas naturales de baño
El verano en el interior de Valencia siempre ha encontrado en sus espacios naturales acuáticos un aliado para combatir las altas temperaturas. Ríos, pozas y otros entornos al aire libre son visitados cada año por miles de personas que buscan refrescarse sin desplazarse hasta la costa. No obstante, este año la situación ha cambiado.
La Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que afectó la provincia el pasado 29 de octubre dejó numerosas zonas de baño muy dañadas, algunas incluso arrasadas. Estos daños han provocado que muchas áreas recreativas hayan perdido su valor turístico y, más importante aún, que sean peligrosas para quienes desean bañarse.
Algunos municipios como Sot de Chera, Bugarra, Buñol, Gestalgar, Pedralba o Alborache han visto cómo sus zonas de baño debían ser cerradas. En algunos casos, estas decisiones se tomaron tras recibir informes técnicos de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), mientras que en otros, los ayuntamientos actuaron por precaución propia. La DANA cambió el paisaje, alteró los cauces y dejó residuos que hacen inseguro el baño.
Riesgos y recomendaciones para la ciudadanía
Las autoridades y expertos en salvamento advierten que las zonas naturales afectadas por la DANA presentan múltiples riesgos. El cauce de los ríos ha cambiado, con corrientes nuevas y profundas que no siempre son visibles.
Además, el agua puede contener objetos peligrosos como troncos, piedras o incluso restos metálicos ocultos bajo el lodo o la arena. Por ejemplo, en Pedralba, durante la limpieza se llegó a extraer un coche que estaba enterrado en el lecho del río. Esto convierte cualquier baño en estas zonas en una actividad muy arriesgada.
Por este motivo, lugares emblemáticos como la Cueva Turche en Buñol o la Poza del Paraíso están cerrados “por motivos de seguridad”. Los ayuntamientos insisten en que la ciudadanía debe evitar el baño en estas áreas hasta que se realicen las tareas de limpieza y se garantice la seguridad.
Sin embargo, no todas las personas respetan estas recomendaciones, y en días calurosos, cientos de visitantes acuden a estas zonas, ignorando los riesgos.
Consecuencias económicas y acciones de recuperación
El cierre de las zonas de baño naturales no solo supone un problema para la seguridad, sino también un golpe económico para los municipios afectados. Muchas localidades dependen del turismo de verano ligado a estos parajes naturales, y la pérdida de visitantes impacta en el comercio local y la hostelería.
Los alcaldes reconocen que esta situación afecta tanto a la economía como a la calidad de vida de sus vecinos, que disfrutan del río durante todo el año.
Para mitigar estos daños, la Diputación de Valencia ha destinado una inversión de 2,6 millones de euros para reparar infraestructuras turísticas afectadas por la DANA. Estas ayudas incluyen la limpieza de cauces, reposición de equipamientos, señalización y mejora de la seguridad. El objetivo es recuperar las zonas de baño de forma segura y fortalecer el atractivo turístico de los municipios, además de proteger la economía local.
Los responsables municipales trabajan para que estas medidas sirvan no solo para reparar los daños, sino para que los espacios naturales puedan disfrutarse con más seguridad en el futuro.
Así, la prioridad sigue siendo la protección de las personas, por lo que se insiste en respetar las restricciones hasta que las autoridades confirmen que las zonas son aptas para el baño.
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