La caza industrial casi nos hace perder dos especies de ballena

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01/12/2023 - 11:27
Huesos de ballena extinta

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La caza industrial de ballena durante los siglos XIX y XX casi acabó con varias especies, pero antes se capturaba esos animales a una escala mucho menor, suficiente para que al menos dos especies desaparecieran por completo de las aguas de la Europa atlántica: la especie franca y la gris.

Así se explica en un estudio internacional realizado por 26 investigadores pertenecientes a instituciones de Alemania, Bélgica, Canadá, Dinamarca, España, Francia, Noruega, Países Bajos, Portugal o Suecia, y publicado en la revista ‘Royal Society Open Science’.

El trabajo fue liderado por Youri van den Hurk, de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, y contó con la colaboración de investigadores de las universidades de León y de Oviedo, la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (Pontevedra), el Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Centro de Experimentación Pesquera del Gobierno de Asturias y el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (Iphes).

La ballena es una especie que ha sufrido mucho las acciones humanas a lo largo de su evolución

Los investigadores, fundamentalmente arqueólogos, examinaron 719 huesos de ballena de varias colecciones de museos de Europa, muchos de ellos datados entre los años 900 y 1500.

Al estudiar las proteínas de este material óseo, a menudo es posible descubrir de qué especie se originaron estos huesos. Los huesos de ballena examinados procedían de especies capturadas en lugares tan al norte como Noruega y tan al sur como España (Asturias, Cantabria y Galicia).

La caza de esta especie fue practicada por pueblos de muchos países europeos, tanto en Escandinavia como en las islas británicas, pero también en Bélgica, Francia y España.

Quizás no sea sorprendente que la caza de ballena estuviera tan extendida, puesto que todo en esos animales que pesan varias toneladas tenía una utilidad: se comía carne y grasa, se usaba aceite para encender lámparas y los huesos servían para corsés, casas y baratijas.

Sin embargo, durante el periodo más intensivo, los balleneros ocasionalmente capturaban tantas especies que solo se llevaban las partes más valiosas. El resto se dejó pudrir.

En el siglo XIX, barcos balleneros más grandes y equipos más eficientes hicieron posible capturar más y más grandes en menos tiempo. Incluso las gigantescas azules y rorcuales comunes ahora pueden ser capturados.

Las dos especies que desaparecieron tempranamente de Europa son ballenas que permanecen cerca de la costa. Esto significa que era posible cazarlas en embarcaciones pequeñas y con arpones comunes, incluso antes de que la caza se convirtiera en una importante industria.

“Sabemos poco sobre los objetivos y el alcance de esta caza de ballena preindustrial. Sin embargo, la arqueología y las fuentes históricas nos brindan una valiosa oportunidad para saber más sobre esta temprana caza de la especie”, indica Van den Hurk.

La especie gris, la franca y la azul

La ballena gris comenzó a desaparecer de partes del Atlántico Norte ya en la Edad Media y la especie desapareció por completo de la zona en el siglo XVIII. Actualmente hay dos poblaciones viables en el océano Pacífico, pero aún no ha regresado al Atlántico salvo algún que otro ejemplar extraviado.

Sin embargo, a otra especie le fue mucho peor y los científicos conocían los problemas que afrontaba antes de que comenzara este estudio. Hoy en día, probablemente estén extintas en el Atlántico oriental y casi ninguna queda en el occidental.

Las ballenas francas del Atlántico norte están completamente protegidas desde 1937, pero, a pesar de ello, solo quedan entre 300 y 400 ejemplares, principalmente a lo largo de la costa de América del Norte. Aunque actualmente la caza no representa una amenaza para la especie, el tráfico marino si que es lo que las pone en peligro.

La ballena azul, que alguna vez fue común en Noruega, es un ejemplo famoso de lo mal que salieron las cosas. Uno de los únicos lugares en aguas noruegas donde se pueden ver hoy en día es frente a la costa de Jan Mayen, y estos avistamientos son muy raros. Actualmente, no quedan más de 25.000 ejemplares en el mundo, tal vez tan solo 10.000, divididas en varias subespecies.

Su carne, un manjar preciado en Noruega

La prohibición total de la caza de estas especies se introdujo en 1982, pese a lo cual Noruega, Japón e Islandia continúan con sus actividades balleneras, y Japón y Noruega a menudo citan la investigación como coartada.

La caza de ballenas en Noruega es actualmente muy limitada, pero la carne de ballena sigue siendo común en los mostradores de los congeladores noruegos.

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