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La organización canadiense Obesity Canada, en el marco de una colaboración de cuatro años que reunió a adolescentes y cuidadores con experiencia directa en obesidad infantil, expertos en metodología, profesionales de la salud y más de 50 especialistas de diversas disciplinas, ha elaborado una nueva guía para abordar el manejo de la obesidad en niños y adolescentes.
Esta guía, publicada en el Canadian Medical Association Journal (CMAJ) y respaldada por la evidencia científica más actual, está diseñada para apoyar a los profesionales de la salud en el tratamiento de la obesidad infantil. Propone un enfoque centrado en el paciente, haciendo hincapié en el acompañamiento psicológico y conductual, con atención a los resultados que son significativos para los propios pacientes y sus familias.
Nueva guía canadiense sobre obesidad infantil
La guía fue creada con el objetivo de facilitar decisiones clínicas informadas y compartidas, basándose en resúmenes claros y sistemáticos de la evidencia científica, explica Bradley Johnston, profesor asociado en métodos de investigación en nutrición y salud, y copresidente del comité encargado de su desarrollo. "Para lograrlo, implementamos un proceso transparente que analiza de forma integral toda la evidencia disponible sobre las intervenciones relevantes para tratar la obesidad infantil, dando prioridad a los resultados que más afectan a niños, adolescentes y sus familias".
Entre estos resultados se encuentran la calidad de vida, la salud mental, los riesgos cardiovasculares asociados, la prevención de efectos adversos y otros aspectos importantes.
"El impacto que tiene la obesidad infantil en la salud y su continuidad en la adultez subraya la importancia de contar con intervenciones efectivas, accesibles y centradas en la familia para abordar adecuadamente esta condición", señala el doctor Sanjeev Sockalingam, director científico de Obesity Canada.
Contenido de la guía
La guía presenta 10 recomendaciones que abarcan distintos enfoques, incluyendo estrategias relacionadas con la alimentación, la actividad física, el bienestar psicológico, el uso de tecnología, tratamientos farmacológicos y opciones quirúrgicas. Además, incorpora 9 sugerencias consideradas como buenas prácticas. Los expertos aconsejan aplicar al menos dos de estas alternativas de manera combinada para lograr un mejor control de la obesidad.
"Es evidente que este es el momento adecuado para tomar medidas frente a la obesidad infantil. Retrasar la intervención hasta que niños y adolescentes lleguen a la adultez para ofrecerles una atención significativa, bien informada y respaldada por la evidencia científica solo incrementa el riesgo de que desarrollen complicaciones, además de prolongar el sufrimiento asociado a una enfermedad crónica estigmatizada. Esto puede agravar aún más los efectos negativos en su salud física y mental", señala Lisa Schaffer, directora ejecutiva de Obesity Canada.
Sugerencias para profesionales de la salud
- Reflexionar sobre sus propias percepciones y creencias respecto a la obesidad, ya que estas pueden tener un impacto en la forma en que brindan atención a sus pacientes.
- Tener en cuenta que las personas con obesidad pueden haber interiorizado prejuicios relacionados con su peso, lo que puede afectar tanto su comportamiento como su salud en general.
- Evitar utilizar lenguaje, imágenes o actitudes que puedan resultar críticas o estigmatizantes al tratar con pacientes con obesidad.
- No asumir automáticamente que cualquier síntoma o problema de salud está vinculado al peso del paciente.
- Los médicos de atención primaria deberían considerar la derivación de pacientes con sobrepeso u obesidad a programas integrales de tratamiento, adaptados a sus necesidades individuales, como una forma efectiva de apoyar su manejo del peso.
Mensajes dirigidos a personas con obesidad
- En el contexto de la obesidad infantil, es importante tratar de evitar el aumento de peso, ya que esto es más alcanzable que perderlo, algo que puede resultar complejo debido a múltiples factores personales. Enfocarse en metas funcionales y basadas en los valores personales ayuda a priorizar la salud y el bienestar general por encima del número en la balanza, promoviendo cambios duraderos.
- Sufrir discriminación o juicios por el peso puede afectar negativamente tanto la salud física como emocional. Es recomendable hablar con el profesional de salud sobre cualquier experiencia relacionada con estos prejuicios y apoyar iniciativas contra la estigmatización por peso.
- Conversar con el profesional de salud sobre el estigma interiorizado puede ser clave, ya que este influye en el comportamiento y el estado de salud. La autocrítica y la culpa pueden ser trabajadas con intervenciones psicológicas como la terapia cognitivo-conductual o la terapia de aceptación y compromiso.
- En lugar de enfocarse únicamente en perder peso, es más beneficioso concentrarse en adoptar hábitos saludables y en mejorar la calidad de vida. El peso en sí no es un comportamiento y, por tanto, no debería ser el único objetivo de cambio.
- Hay una conexión significativa entre la salud mental y el peso corporal. Es fundamental informar al profesional de la salud sobre cualquier tratamiento o medicación relacionada con el bienestar mental.
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