Huracán Laura: Un claro ejemplo de la fuerza del cambio climático

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02/09/2020 - 09:28
El huracán Laura tocó tierra como categoria 4 en Louisiana, Estados Unidos / NASA

Lectura fácil

El huracán Laura, el más relevante de esta temporada hasta el momento, tocó tierra el jueves 27 de agosto con categoría 4 cerca de la frontera entre Texas y Louisiana, con vientos de 241 km/h.

Inicialmente estaba previsto que llegase como un categoría 1 a 2, pero la realidad sería otra al llegar a la costa del golfo de México. Laura por poco no llegó a la máxima categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, la que mide la intensidad de los huracanes. 

La Organización Meteorológica Mundial afirmó al día siguiente que, con el cambio climático, la frecuencia de ciclones categoría 4 y 5 será cada vez mayor.

Laura no será el último gran huracán de esta temporada en el Atlántico

"Laura fue la séptima tormenta con nombre que toca tierra en los Estados Unidos esta temporada. Las otras fueron relativamente menores. Y obviamente es, con diferencia, el huracán más intenso y peligroso en lo que va de temporada”, expresó la portavoz de la OMM, Claire Nullis a las Naciones Unidas.

El huracán Laura pasó de categoría 1 a categoría 4 en 24 horas, dejando un rastro de destrucción a su paso y ha generado más energía ciclónica acumulada (ACE) hasta el momento que la combinación de todas las otras tormentas con nombre del Atlántico durante agosto  (Isaías, Josephine, Kyle y Marco). La ACE es una medida integrada que representa la intensidad y duración de las tormentas.

El protocolo de emergencia ante la llegada de huracanes de categoría 1 o 2 es bastante diferentes al de un categoría 4. Como consecuencia, cuando es cuestión de 24 horas un huracán como Laura se intensifica tanto, no hay tiempo para prepararse y el impacto acaba siendo mucho mayor. 

“Según el experto Eric Blake, todavía nos queda alrededor del 70% de la actividad fuerte en la temporada, que comenzó antes de lo habitual este año”, añadió Nullis.

Laura ha batido récords: uno de los más notables ha sido el de provocar un aumento del nivel del mar en la costa del golfo de 5.22 metros. El anterior récord lo ostentaba el huracán Audrey en junio de 1995, con un aumento de 3.96 metros. 

La intensidad de huracanes, tifones y ciclones ha ido en aumento en la última década

A parte del efecto amplificador que el cambio climático tiene sobre las los vientos o las mareas ciclónicas, los expertos han podido demostrar que también aumenta la cantidad de precipitación que generan.

La causa principal son los océanos cada más cálidos que tenemos, favoreciendo la evaporación y aportando más energía a las tormentas tropicales que se forman cada año. 

Septiembre: Temporada activa con La Niña

Según expertos de la NOAA, las condiciones atmosféricas y oceánicas son muy favorables en estos momentos para alimentar las tormentas tropicales que se vayan formando y convertirlas en potentes huracanes. Estas próximas 4 a 5 semanas suelen ser las de mayor actividad de los 6 meses que dura la temporada.

Este 2020 ha sido especialmente activo y podría ser una de las temporadas más activas del registro. De hecho, el de 2020 es uno de los pronósticos estacionales más activos que ha elaborado la NOAA en sus 22 años de historia generando pronósticos de huracanes. 

Hasta el momento se han registrado 13 tormentas con nombre en el Atlántico esta temporada. El actual pronóstico indica que es muy probable que se trate de una temporada de huracanes por encima de lo normal, con posibilidad de que sea extremadamente activa: 19 a 25 tormentas con nombre, incluidos de 7-11 huracanes y 3-6 huracanes de categoría 3 o superiores.

Esto se debe a las propicias condiciones atmosféricas y oceánicas en la parte del Atlántico donde se desarrollan las tormentas tropicales, como temperaturas de la superficie del mar muy por encima del promedio, y un fuerte monzón de África occidental.

La actualización de El Niño / La Niña publicada recientemente por la Organización asegura que hay un 60% de probabilidad de que se forme un fenómeno de La Niña entre septiembre y noviembre de 2020. La ausencia de un fenómeno de El Niño, que tiende a suprimir la actividad de los huracanes, juega un papel, pero no es el único factor.

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