Juncker pide tomar decisiones por mayoría en la política exterior de la UE

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05/10/2018 - 14:11
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Viena, 5 oct (EFE).- La Unión Europea debe hablar con una sola voz en los foros internacionales y, para que eso sea posible, las decisiones deben adoptarse por mayoría cualificada y no por unanimidad, como se hace ahora, propuso hoy en Viena el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker.

"Los europeos necesitamos ser más capaces de tomar decisiones en cuestiones de política internacional", declaró Juncker durante un discurso en el Parlamento de Austria.

"Ha llegado el momento de que los europeos, junto a la soberanía nacional, reforcemos la soberanía del conjunto de Europa", agregó el presidente, quien reiteró que si la UE no habla con una sola voz "se debilita" y "pierde credibilidad".

"Pido que valoremos de forma correcta nuestra fuerza. Europa es el continente más pequeño del mundo, los europeos no caen en esto porque piensan que siguen siendo todavía los dueños del mundo", justificó Juncker.

Por ello, el presidente del Ejecutivo comunitario defendió la necesidad de que en asuntos internacionales se tomen decisiones por mayoría cualificada y no por unanimidad, ya que un solo socio puede bloquear una posición común.

Juncker dijo que la toma de decisiones por unanimidad frena importantes estrategias comunes, como las que tienen que ver con China, Rusia o África, y eso "las debilita".

"La política exterior se decide por unanimidad, lo que a veces conduce a que dejemos una impresión falsa en el mundo porque no podemos ponernos de acuerdo en una política internacional sólida y coherente", indicó.

Juncker lamentó que por la oposición de un sólo país -Grecia, al que no nombró-, la UE no pudiera el pasado verano criticar la política de China en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.

"Esto nos quita la fuerza de la palabra y nos debilita ante los ojos del mundo. Eso lo tenemos que cambiar", insistió.

"La toma de decisiones por mayoría cualificada no es un ataque a la soberanía nacional, aunque así lo creen muchos", sino una herramienta para actuar de forma común "que necesitamos de forma urgente", argumentó.

Además, el presidente de la Comisión Europea defendió que la UE respete las "reglas de juego internacionales", apueste por el multilateralismo, los derechos humanos, y trabaje "de la forma más estrecha posible" con la ONU.

La moneda común europea, el euro, pese a todos los problemas a los que hizo frente, es la segunda divisa del mundo, recordó Juncker, quien demandó que las empresas europeas la empleen para todas sus operaciones.

"No es normal que paguemos en dólares el 80 %o de nuestra factura de importación de energía, con un valor de 300.000 millones de euros al año, cuando solo el 2 % de nuestras importaciones de energía provienen de Estados Unidos", criticó.

Juncker también insistió en que los socios de la UE deben unificar sus posiciones ante los organismos económicos multilaterales para ganar influencia.

"Nos presentamos en Washington, en el Banco Mundial y en el Fondo Monetario Internacional, como un gallinero (...), es algo ridículo a los ojos del mundo", aseguró.

"Tenemos que esforzarnos para que en los organismos financieros internacionales hablemos con una sola voz y estemos representados por una sola persona", agregó.

Juncker abogó por una política europea independiente que mantenga el acuerdo nuclear pactado con Irán, pese al abandono de ese tratado por parte de Estados Unidos.

"Los europeos deben mantener su palabra y no ceder al cambio de humores solo porque otros lo hacen", señaló Juncker.

"En este contexto debemos defendernos más, porque nuestras empresas europeas no deben sufrir bajo las sanciones impuestas contra Irán por otra potencia", agregó el presidente de la Comisión en alusión a EEUU.

También reconoció que, pese a las grandes diferencias con Rusia, la "arquitectura de seguridad" de Europa no se puede configurar sin la colaboración con Moscú.

Por último, propuso mantener la perspectiva de acceso a la UE a los países de los Balcanes Occidentales, ya que sin ese aliciente la región podría revivir un escenario parecido al de "los años 90", en referencia a las guerras de desintegración de la antigua Yugoslavia.

Por Luis Lidón

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