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Greenpeace denunció este martes que la minería ilegal de oro ha destruido 4.219 hectáreas (aproximadamente 4.000 campos de fútbol) de selva amazónica en Brasil en los últimos dos años, afectando principalmente los territorios indígenas Yanomami, Munduruku, Kayapó y Sararé.
Esta información proviene del informe titulado Oro tóxico, el cual se basa en datos satelitales obtenidos entre 2023 y 2024. El estudio revela que las medidas del Gobierno de Brasil para frenar esta actividad destructiva no están logrando reducirla, sino que están modificando los territorios indígenas afectados.
Aunque las actividades mineras se han disminuido en las tierras Yanomami, Munduruku y Kayapó (un 7 %, 57 % y 31 % menos, respectivamente), el territorio de Sararé ha experimentado un aumento alarmante, con un crecimiento del 93 % en la minería ilegal.
Minería ilegal en la Amazonía
El informe también traza el recorrido del oro extraído ilegalmente desde la Amazonía hasta los mercados globales. En 2024, los tres principales destinos de las exportaciones brasileñas de oro fueron Canadá, Suiza y Reino Unido, considerados centros internacionales de refinado y comercio.
Suiza tiene un rol particularmente destacado, ya que es el mayor centro de comercio de oro a nivel mundial y la principal entrada para más de la mitad de las importaciones de oro de la Unión Europea, según el estudio.
Además, el informe señala discrepancias en los datos oficiales sobre el comercio de oro. Según la investigación, las importaciones de oro por parte de Suiza superaron las exportaciones declaradas por Brasil en un 67 % en 2022 y en un 62 % en 2023, lo que sugiere la existencia de serias irregularidades.
La avaricia global por el oro
Greenpeace alerta que es poco probable que la creciente demanda mundial que alimenta la minería ilegal disminuya, ya que el precio del oro subió un 44 % el año pasado y muchos bancos centrales han expresado su intención de aumentar sus reservas de oro.
“La insaciable avidez mundial por el oro está destruyendo la esencial selva amazónica para acumular lingotes que luego quedan almacenados en las bóvedas de los bancos. Esto debe cambiar. Los minoristas internacionales deben transparentar sus cadenas de suministro y asegurarse de que el oro ilegal no entre en el mercado”, afirmó Harald Gross, responsable de la campaña contra la minería ilegal en la Amazonía de Greenpeace Alemania.
La extracción ilegal de oro es una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad y de tensiones sociales en Brasil, afectando especialmente a las comunidades indígenas y otros grupos vulnerables.
La comunidad científica ha alertado sobre el uso de mercurio en el proceso de extracción, el cual contamina la selva y los cuerpos de agua, poniendo en riesgo tanto la vida silvestre como la salud humana.
Según Greenpeace, el Gobierno de Jair Bolsonaro debilitó intencionadamente los controles ambientales en la Amazonía, lo que provocó un aumento masivo de la minería entre 2018 y 2022, con un incremento del 265 % en la extracción ilegal de oro en tierras indígenas.
Esfuerzos recientes
Desde 2023, el Gobierno actual de Brasil, bajo la presidencia de Lula da Silva, ha reforzado las acciones de seguridad y monitoreo en zonas clave. Sin embargo, la investigación de Greenpeace Brasil revela que la minería ilegal sigue adaptándose y expandiéndose por la selva.
Recientemente, el Tribunal Supremo Federal de Brasil resolvió una laguna legal que permitía a los compradores de oro adquirir el mineral sin verificar su origen, lo que facilitaba que la minería ilegal, frecuentemente en territorios indígenas, prosperara sin restricciones.
A partir de ahora, los compradores de oro tendrán que verificar la legalidad de sus adquisiciones, y el Gobierno deberá implementar una supervisión más rigurosa. No obstante, Greenpeace Brasil subrayó que se requieren medidas adicionales para asegurar una protección duradera.
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