
Lectura fácil
El pan tostado es una tradición arraigada en muchos hogares, especialmente durante el desayuno. En España, es habitual que muchas personas opten por un poco de pan tostado como parte de su primera comida del día. Sin embargo, aunque es una costumbre deliciosa, no siempre es la opción más saludable si se consume de manera habitual, sobre todo cuando se elige pan pre-tostado o biscotes.
El pan tostado en casa, cuando se corta y se tuesta en el momento, tiene la ventaja de poder reducir su índice glucémico, lo que hace que la glucosa se libere más lentamente en el cuerpo. Esto ayuda a evitar picos de glucemia, favoreciendo un mejor control de los niveles de azúcar en sangre. No obstante, si el pan se deja demasiado tiempo en el tostador, puede quemarse, lo que no solo afecta su sabor, sino que también puede resultar perjudicial para la salud. Comer alimentos quemados de manera regular puede causar problemas a largo plazo, lo que hace que muchos opten por comprar pan ya tostado.
El pan tostado no debe ser una opción diaria
El pan pre-tostado, aunque cómodo y duradero, no debería ser una opción diaria, ya que su consumo frecuente puede tener efectos negativos sobre la salud. Por lo tanto, disfrutar de este tipo de pan de vez en cuando es ideal, aunque es importante no abusar de este hábito.
Elegir el pan más saludable no es fácil, ya que a veces las opciones más prácticas o fáciles no son las mejores. Esto sucede con el pan tostado, que nos ahorra el trabajo de tostarlo, pero no siempre es la opción más saludable, como indican en el blog de Quirón Salud.
El proceso de tostado reduce el agua del pan, lo que lo hace más crujiente y concentra sus nutrientes. Así, el pan tostado tiene más calorías, azúcares, conservantes, grasa y sal que el pan fresco, incluso si pesan lo mismo.
Recomendaciones para una dieta saludable
Esto hace que no sea la opción más recomendable si buscamos controlar la cantidad de sal que ingerimos, especialmente en personas con problemas cardiovasculares como la hipertensión, o enfermedades renales, así como en los niños, para quienes es importante evitar el exceso de sal.
Sin embargo, no todo es desfavorable, ya que tanto el pan fresco como el tostado pueden ser útiles para mantener el colesterol en niveles saludables. Lo más adecuado es leer cuidadosamente las etiquetas de estos productos para conocer exactamente lo que estamos comiendo, además de preferir el pan tostado solo de forma ocasional, en lugar de hacerlo parte de nuestra dieta diaria. Lo ideal sería comprar pan fresco y, si se desea, tostarlo (con moderación) antes de consumirlo.
¿Qué tipo de pan es más saludable?
Hay diversas variedades de pan, cada una con sus ventajas y desventajas, pero según Jamie Gnau, profesora clínica de ciencias biomédicas en la Universidad Estatal de Missouri (EE. UU.) en una entrevista con Business Insider, el pan más saludable es el integral y aquellos que se preparan con harinas poco refinadas. Este tipo de pan es una excelente fuente de fibra, proteínas, vitaminas del grupo B y minerales como el potasio y el magnesio. Aunque contiene carbohidratos, no genera aumentos abruptos de azúcar en la sangre. El siguiente en cuanto a beneficios sería el pan hecho con masa madre.
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