Fomentar la convivencia en los núcleos urbanos pasa por su peatonalización

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29/04/2021 - 12:17
Peatones con patinetes eléctricos / Yorokobu

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Si has paseado por las pequeñas calles de un barrio céntrico de una gran ciudad, te habrás enfrentado con su mayor enemigo: el coche. Un vehículo que dificulta la tranquilidad del viandante cuando sus aceras llegan al máximo de su capacidad con una persona. La tensión aumenta en días de lluvia, cuando es muy probable que acabes empapado porque un coche pasa a tu lado sobre un charco a gran velocidad.

Durante la pandemia se ha hecho más evidente que queremos que calles más dedicadas a las personas que a los coches. Hecho que se podría hacer realidad gracias a la peatonalización.

Queremos poder pasear y hacer deporte por nuestras calles, que sean amplias para permitir plena accesibilidad a las personas con movilidad reducida, para los carritos de bebé, que incluyan carriles bici y, por qué no, soluciones prácticas para los debatidos patinetes eléctricos.

Queremos ciudades abiertas e inclusivas que prioricen el bienestar de sus habitantes a una escala humana

Cuanto más caminable es una ciudad, mejores más fuertes son los lazos que se generan en la comunidad, desde apoyar al pequeño comercio hasta conseguir que los niños reafirmen sus relaciones sociales llegando al colegio a pie.

Según el estudio Walk this Way, desarrollado por la institución Brooking en Washington D.C. sobre el impacto económico que tiene la peatonalizaciónlos lugares ‘caminables’ urbanos poseen una economía mucho más activa que los no caminables.

Fomentar un mayor nivel de ‘caminabilidad’ es importante, no sólo por los beneficios para la salud asociados a caminar, sino también porque hacer las zonas más ‘caminables’ genera actividad económica, incrementa los valores de los predios y el turismo, mejora la movilidad y aumenta la calidad de vida de los usuarios”, indicaba Gerardo Arreola, en la revista The Review.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), en colaboración con Datadista, señaló en una encuesta realizada en octubre de 2020 las principales ciudades españolas con mayor porcentaje de peatonalización: Bilbao (20 %), Barcelona (18 %), Valencia (18 %) y Sevilla (13 %). Los peores datos de las grandes ciudades encuestadas son de Palma de Mallorca (4 %) y Madrid (4 %).

Entre 2004 y 2012 la movilidad a pie en Madrid aumentó únicamente un 3 %, según indica el plan de movilidad urbana sostenible de la ciudad de Madrid. Las vías de tráfico constituyen la barrera más importante para este crecimiento, seguida del reducido número de vías de prioridad peatonal fuera del centro.

Para reconvertir la capital española en un entorno caminable, el plan contempla: “disponer de una perspectiva integrada de la funcionalidad de los distintos espacios públicos con el que se obtendrán: criterios de jerarquización de los espacios públicos de estar, los corredores que garanticen su intercomunicación y el establecimiento de un Programa de Intervención en la Red Peatonal”.

En Barcelona se desarrolló un plan de movilidad sostenible basado en el concepto de las ‘supermanzanas’. Células de unos 400-500 metros por cada lado, cuyas periferias se articulan como si fueran vías básicas pensadas para el vehículo de paso. El interior se transforma.

Las ciudades 'caminables' son áreas en las que el coche circula a 10 km/hora. Donde pueden jugar los niños, las personas ciegas pueden deambular seguras y hacer todos los usos que la ciudad permita.

El lema es humanizar las ciudades

Son numerosas los beneficios de la peatonalización y de ensanchar las aceras de las calles de nuestras ciudades: fomenta la movilidad sostenible, reduce la contaminación atmosférica y acústica y ahora también podríamos añadir los beneficios para la salud pública porque reduce el riesgo de contagio al poder guardar las distancias de seguridad y practicar deporte en espacios abiertos.

Un espacio recuperado para los peatones no es poca cosa.  Al pasear tranquilamente por la ciudad podemos alzar la vista a las fachadas de los edificios y los escaparates de los comercios. Vivimos la ciudad de otra manera.

Las ciudades con más peatonalización también tienen mayores tramos de carriles bici, un tándem que muestra una mayor preocupación de las administraciones locales por una movilidad sostenible.

Queremos reconquistar nuestras calles

Una considerable subida de los precios del alquiler empujan los negocios locales a mudarse a calles menos concurridas. Un eje comercial puede atraer a más clientes en general, pero no siempre encuentran las tiendas de proximidad en las calles adyacentes.

También es un reto rediseñar el tráfico y ofrecer aparcamientos alrededor de las zonas peatonalizadas, además de abordar soluciones para los residentes con coche.

Debemos remodelar nuestra ciudad a una escala más humana, priorizando espacios comunes donde andar y pasear a pie o en bici/patinete, incrementando las zonas verdes y parques infantiles.

En este espíritu, el Centro Nacional de Arquitectura y Diseño de Suecia (ArkDes) creó el proyecto Street Moves, que consiste en llenar las calles de módulos de mobiliario urbano para cambiar la manera en que utilizamos nuestras calles. La idea es involucrar a los propios residentes, facilitándoles un kit de módulos de madera que se pueden ensamblar, como si fueran piezas gigantes de lego, para crear parques infantiles, gimnasios al aire libre, jardines urbanos, espacios para reuniones sociales, puntos para recargar coches eléctricos o parkings de patinetes eléctricos.

El programa Parklet de la ciudad de San Francisco fue el predecesor, donde los restaurantes y bares pudieron sustituir la zona que ocupaba el aparcamiento por terrazas al aire libre.

Paris siguió el ejemplo de permitir a la restauración ampliar sus terrazas en las calles durante la pandemia —incluso cerrando algunas calles al tráfico—, al igual que muchas otras ciudades europeas, incluyendo ciudades españolas como Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia.

También en San Francisco surgió el proyecto Slow Streets, que consistió en limitar el acceso de coches a las calles residenciales para crear espacios exclusivos para peatones y vehículos de micromovilidad.

En muchos casos, la peatonalización se han entendido únicamente como una herramienta de planificación urbana para ordenar el espacio, para que todos los peatones pudieran hacer uso del espacio público. No obstante, la peatonalización debe ser una herramienta integrada en una estrategia general de movilidad y accesibilidad, coherente con la planificación urbana de la ciudad.

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