Se intensifican las protestas en Perú: lo que hay que saber sobre el movimiento indígena que sacude al país en crisis

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25/01/2023 - 09:17
Gente manifestándose en Perú

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Perú atraviesa una grave crisis política y civil. Semanas de protestas han culminado con la llegada de miles de personas a la capital en medio de violentos enfrentamientos y batallas campales con la Policía.

Lo cierto es que Perú ha estado convulsionado en los últimos años por la agitación política, los rápidos cambios de presidente y los constantes escándalos e investigaciones. Pero esta semana fue quizás una de las más tumultuosas de la historia reciente del país.

¿Qué hecho ha sido el detonante de las protestas en Perú?

El 7 de diciembre, el Congreso tenía previsto votar por la tarde si destituían o no al presidente, Pedro Castillo –un antiguo profesor indígena de izquierdas del sur del país– , por cargos de corrupción. Sin embargo, el presidente, tratando de frustrar la votación, anunció la disolución del Congreso y la instauración de un gobierno de emergencia, en lo que fue rápida y ampliamente condenado como un intento de golpe de Estado.

Pedro Castillo hizo campaña con el lema “No más pobres en un país rico” y con la promesa de mejorar la economía del país y reducir su desigualdad crónica. Los elevados índices de pobreza también han empeorado durante la pandemia de coronavirus, aumentando en torno al 10 %, uno de los incrementos más pronunciados no solo de América Latina sino del mundo, según Hugo Ñopo, economista sénior del Banco Mundial. A pesar de que se presentó como una ruptura con el pasado corrupto del país, pronto se vio envuelto en escándalos y no cumplió muchas de sus promesas.

El exmandatario pidió a los militares que le apoyaran, y su intención era formar una asamblea constituyente para reformar la Constitución del país. Pero su plan no funcionó. Los militares rechazaron la estratagema de Castillo, y el Congreso se negó a ser disuelto y siguió adelante con su votación de destitución, desalojándole del poder.

La medida conmocionó incluso a los aliados del presidente y, al final del día, Castillo había sido destituido y estaba bajo arresto. Dina Boluarte, su vicepresidenta, se convirtió en presidenta, la primera mujer en dirigir Perú.

Los acontecimientos de ese día desencadenaron las protestas que han ido cobrando fuerza en las semanas posteriores. Pero, como ya decíamos antes, aunque los acontecimientos del 7 de diciembre fueron el detonante inmediato, es importante comprender que esta crisis se gestó hace tiempo.

La crisis tiene sus raíces en la naturaleza del sistema político peruano

La Constitución de Perú, que fue adoptada en 1993 pero enmendada una docena de veces desde entonces, crea ambigüedad sobre quién tiene el mayor poder: el presidente o el Congreso.

Constitucionalmente, el Congreso tiene un enorme margen para limitar el poder ejecutivo, incluida la destitución mediante juicio político. La idea era servir de baluarte contra los excesos de presidentes de mentalidad autoritaria. Pero, en realidad, fomenta la inestabilidad y la debilidad del ejecutivo. La Constitución está redactada de forma tan ambigua que también da margen de maniobra a los presidentes que quieren cerrar el Congreso, como intentó sin éxito Castillo.

Mientras tanto, en Perú se ha desmantelado el antiguo sistema de partidos políticos. Partidos antaño poderosos ya no existen o luchan por conseguir apoyo. Como resultado, el sistema de partidos del país se ha fracturado: más de una docena de partidos están representados en el Congreso, lo que dificulta que un líder o un partido consiga la mayoría. En resumen, resulta difícil gobernar cuando no se tiene una base legislativa para hacerlo. Por ejemplo, Castillo sólo contaba con el apoyo de 15 miembros de su propio partido en la asamblea de 130 escaños.

Por si fuera poco, el país está profundamente polarizado y dividido en diferentes líneas: étnica, racial, económica y -como han demostrado plenamente las protestas- regional.

¿Cuáles son las reivindicaciones de los manifestantes?

En primer lugar, pretenden obligar al Gobierno de Lima a aceptar la celebración de una asamblea constituyente para elaborar una nueva constitución; cómo sería esa nueva constitución es una cuestión secundaria.

También están intentando forzar la dimisión de la mujer que sustituyó a Castillo, Dina Boluarte. Creo que es un objetivo alcanzable. Boluarte sufre muchos de los mismos problemas que su predecesor: tiene poco apoyo real en el Congreso y ningún apoyo en las calles. Además, al no haber sido elegida, carece de legitimidad democrática a los ojos de muchos.

La presidenta Boluarte ha dicho que no dimitirá. Está estudiando la posibilidad de convocar elecciones anticipadas, pero hay pocas posibilidades de que acepte una asamblea constituyente en este momento.

En cuanto al modo en que este movimiento hará avanzar el concepto de runasur regional, es difícil de juzgar. Ciertamente, la situación peruana ya no es solo una cuestión peruana: implica a Bolivia, y la protesta cuenta con el apoyo de la izquierda latinoamericana.

Pero es difícil decir hasta qué punto el movimiento de protesta cuenta con apoyo dentro de Perú, dado lo dividido que está el país. Desde luego, no cuenta con el respaldo de las zonas urbanas del norte del país.

No obstante, ha demostrado la capacidad de movilización de los pueblos indígenas, al igual que en Bolivia. Y el objetivo de muchos no es ganar apoyos, sino demostrar esta fuerza.

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