La polarización política se sienta a la mesa: uno de cada cinco españoles discute en Navidad

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29/12/2025 - 18:00
Dos personas discutiendo

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El sonido de las copas, el olor a cordero asado y una promesa hecha en silencio antes de llamar al timbre marcan una escena común en muchas cenas familiares en estas fechas: "Esta noche no se habla de política, ni de religión, ni de toros". Sin embargo, lo que aparece cada día en los medios ha creado un ambiente tan tenso que cualquier comentario, por pequeño que sea, puede provocar una gran discusión. Lo que empieza como una observación sobre el precio de la luz o una noticia del informativo termina convirtiéndose en el detonante de una fractura emocional que ya tiene nombre y apellidos en las estadísticas.

Esta situación no es una percepción subjetiva, sino la radiografía que ofrece el reciente informe de la organización More in Common, dedicada a analizar los niveles de polarización a nivel internacional. Su último estudio pone el foco en España con resultados que, cuando menos, resultan llamativos y preocupantes para la convivencia familiar.

La fractura familiar y la polarización en la mesa

Según el Atlas elaborado por esta organización tras encuestar a más de 2.500 ciudadanos, el salón de casa se ha convertido en el principal escenario del conflicto. Los datos son contundentes: cinco millones de españoles (el 14 % de la población) han roto relaciones familiares o de amistad en el último año por motivos ideológicos. Además, uno de cada cinco ciudadanos confiesa haber presenciado o participado en discusiones broncas durante las cenas de Nochebuena y Nochevieja pasadas.

La sensación de que la sociedad está fracturada es mayoritaria. Un 65% de la población considera que España está muy o algo dividida. Tarek Jaziri-Arjona, investigador de More in Common, matiza que, aunque los niveles son altos, no estamos en el techo histórico: el pico máximo de polarización percibida se registró a principios de 2024, coincidiendo con el punto álgido del debate sobre la Ley de Amnistía. Aun así, la tendencia es ascendente y España presenta niveles de división ideológica superiores a los de otros vecinos europeos.

El pesimismo de los jóvenes frente a la división

Resulta curioso observar cómo la edad influye en la percepción del problema. Mientras que las personas de más edad son las que detectan un mayor grado de polarización en el ambiente, son los jóvenes quienes muestran un perfil más pesimista. La juventud tiende a creer que la brecha es ya demasiado profunda como para ser reparada, mientras que, en el cómputo global, seis de cada diez españoles aún guardan la esperanza de recuperar la unidad social.

¿Qué es lo que nos separa? Al preguntar por los "porqués", el informe señala tres ejes fundamentales: la igualdad de género, el modelo territorial y la inmigración. Son los temas donde el consenso brilla por su ausencia. Por el contrario, existen "oasis" de acuerdo que la polarización mediática a veces oculta, como el apoyo mayoritario a los servicios públicos, la progresividad fiscal o la lucha contra el cambio climático, un punto donde los votantes de centro-derecha están mucho más cerca de los progresistas de lo que se suele asumir.

Responsables políticos y el impacto en el día a día

Para los encuestados, los culpables de este clima tienen nombres propios. El informe sitúa a las redes sociales y a los medios de comunicación en la diana, seguidos de cerca por la clase política. En concreto, las figuras que más polarización generan son Santiago Abascal y Pedro Sánchez, situándose a una distancia considerable de otros perfiles como Isabel Díaz Ayuso o Carles Puigdemont.

Este fenómeno no solo amarga las cenas navideñas; ha saltado a la palma de nuestra mano. Un 15 % de los españoles admite haber abandonado grupos de WhatsApp por no tolerar el tono de los debates políticos.

A pesar de este diagnóstico gris, el informe cierra con una rendija a la esperanza. Siete de cada diez encuestados afirman haber mantenido conversaciones respetuosas con personas de ideas opuestas. Lo más sorprendente: un 20 % reconoce haber cambiado de opinión tras un debate sosegado. Quizás, después de todo, el secreto para sobrevivir a la próxima cena no sea callar, sino recordar que la polarización se detiene justo donde empieza la escucha activa.

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