Solo un 16% de las áreas marinas con mayor biodiversidad está protegido ante el tráfico marítimo

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28/11/2025 - 09:00
Un barco de la Armada de España atracado en el Puerto de Cartagena

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El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) informó este miércoles de los resultados de un amplio estudio internacional que revela una realidad preocupante: únicamente el 16 % de las zonas del planeta donde se concentra una gran diversidad de vida marina cuenta con un nivel adecuado de protección frente al impacto del tráfico marino.

La investigación, liderada por la Universidade do Algarve (Portugal) y con la participación de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), evidencia que la cobertura de Áreas Marinas Protegidas sigue siendo insuficiente y urge a reforzar las políticas de conservación.

El informe, publicado en la revista Biological Conservation, se centra en analizar cómo se superponen las áreas que albergan una alta riqueza de especies con los corredores marítimos por los que circulan mercancías y embarcaciones de distinta naturaleza.

El CSIC destaca que esta evaluación del tráfico marino se ha realizado a escala planetaria, permitiendo identificar zonas donde coinciden un elevado valor ecológico y una actividad naviera intensa, así como regiones donde la biodiversidad permanece relativamente libre de interferencias humanas.

El peso del tráfico marino y sus efectos ecológicos

El estudio recuerda que aproximadamente el 90 % del comercio internacional se mueve por vía marítima. Aunque esta actividad resulta esencial para el abastecimiento global, incluyendo alimentos, energía y bienes básicos, su huella en el medio natural es considerable. Los autores subrayan que los impactos abarcan desde contaminación química y acústica hasta colisiones con animales, alteraciones en los patrones de comportamiento de numerosas especies y deterioro de hábitats.

Estos daños se manifiestan de forma especialmente grave en organismos de gran tamaño como cetáceos, pinnípedos, tortugas marinas y aves pelágicas, que dependen de amplios desplazamientos y se ven obligados a interactuar con las rutas del tráfico marino.

Tres categorías de zonas críticas

Con el objetivo de comprender mejor cómo se distribuyen estos riesgos que surgen del tráfico marítimo, el equipo internacional clasificó las áreas marinas según la combinación de dos factores: la intensidad del tráfico y la riqueza de especies presentes.

De este análisis surgieron tres grandes grupos:

  • Áreas Prioritarias de Mitigación. En ellas coinciden una elevada biodiversidad y un tráfico marítimo alto. Se sitúan principalmente en zonas costeras del Pacífico central, el sur del océano Índico y el Atlántico Sur. Según los autores, estas regiones requieren medidas inmediatas para reducir los impactos derivados de la navegación.
  • Áreas Prioritarias de Preservación Corresponden a regiones con alta biodiversidad pero con un nivel de tráfico marino bajo. La mayoría se encuentra en latitudes altas del hemisferio sur, donde la presencia humana es menor. Constituyen enclaves especialmente valiosos para reforzar su protección antes de que aumente la presión antrópica.
  • Zonas sin tráfico marítimo. Limitadas sobre todo a regiones polares y áreas oceánicas remotas, estas zonas conservan ecosistemas relativamente intactos. Aun así, el estudio advierte de que su protección tampoco alcanza niveles suficientes.

En esta investigación, además de la Universidade do Algarve y el CSIC, han participado equipos del Centro de Ciencias Marinas del Algarve, Nord University, la Universidad de Ébora y la Universidad de Lisboa.

Protección insuficiente en todos los escenarios

Los investigadores destacan que, pese a la identificación de estas zonas clave, su grado de protección sigue siendo muy reducido. En los espacios sin tráfico marino, solo un 12 % está dentro de Áreas Marinas Protegidas. En el caso de las Áreas Prioritarias de Preservación, el porcentaje asciende al 15 %, mientras que las Áreas Prioritarias de Mitigación, las más amenazadas, alcanzan apenas un 16 %.

La situación es aún más limitada cuando se consideran aquellos lugares donde se prohíben por completo las actividades extractivas. En estas categorías, la protección estricta cubre el 6,8 % de las zonas sin tráfico, el 9,5 % de las Prioritarias de Preservación y únicamente el 5,6 % de las Prioritarias de Mitigación.

Marcello D’Amico, investigador de la EBD-CSIC, subrayó que estos resultados ponen de manifiesto vacíos notables en la protección de los océanos. Según explicó, la identificación de las áreas más vulnerables ofrece una base esencial para orientar nuevas políticas de conservación y contribuir al cumplimiento del Objetivo 30x30, que aspira a proteger el 30 % del medio marino antes del año 2030.

El equipo propone designar formalmente como zonas prioritarias aquellas que presentan baja o nula actividad marítima y altos niveles de biodiversidad. También plantea aplicar en áreas de tráfico marino intenso medidas como la reducción de velocidad , que disminuye el ruido submarino y el riesgo de colisiones, y la reconfiguración de rutas para evitar puntos ecológicamente sensibles.

Integrar conocimientos terrestres para mejorar la conservación marina

Desde la Estación Biológica de Doñana señalan que este estudio se enmarca en una línea científica que analiza cómo las infraestructuras humanas afectan a los ecosistemas. La experiencia acumulada en ambientes terrestres ha permitido aplicar conceptos similares al medio marino, considerando ahora el tráfico marino como una infraestructura más con efectos ambientales destacables.

D’Amico concluyó resaltando el valor de la colaboración internacional y el acceso a datos globales para avanzar hacia una gestión oceánica más sostenible. La transferencia de métodos conceptuales entre disciplinas, afirmó, permite afrontar de manera más completa los desafíos que plantea el transporte marítimo en la biodiversidad del planeta.

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