Más de 200 mil bidones con residuos radiactivos hallados frente a las costas de Galicia

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04/07/2025 - 18:30
Residuos radiactivos

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El Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) de Francia ha anunciado una misión científica para investigar los residuos radioactivos que se encuentran en las profundidades del Atlántico nororiental.

Estos residuos radiactivos representan una de las mayores amenazas para la biodiversidad marina, y el CNRS busca evaluar su impacto en el ecosistema marino y avanzar en el conocimiento sobre su presencia en esta región clave del océano.

En su primer día de investigación, a aproximadamente 1.000 kilómetros de la costa de Galicia, localizaron más de mil bidones con material radiactivo a una profundidad de 4.500 metros. Y eso que el robot submarino, el vehículo autónomo encargado de la búsqueda, todavía no ha alcanzado los 6.000 metros, que es la profundidad máxima que puede llegar.

La expedición se lleva a cabo desde el buque francés L’Atalante, donde trabaja un equipo interdisciplinario de especialistas. Se estima que este primer hallazgo de bidones representa solo una pequeña parte de lo que esperan descubrir en los próximos días.

Los residuos radiactivos en las profundidades del Atlántico

De acuerdo con el CNRS, entre 1946 y 1990 se descartaron más de 200 mil bidones con material radiactivo en el noreste del océano Atlántico, provenientes de varios países.

El Instituto Francés de Investigación para la Explotación del Mar (Ifremer) y la Autoridad de Seguridad Nuclear y Radioprotección (ASNR) también participan en esta misión en aguas internacionales. El propósito es mapear la zona y analizar el impacto de los residuos radiactivos y la radiactividad en la llanura abisal, así como su interacción con los ecosistemas marinos. Uno de los líderes del equipo es el geólogo marino español Javier Escartín.

El proyecto Nodssum se encuentra todavía en su fase inicial de exploración. Los investigadores han seleccionado las aguas frente a las costas de Galicia porque es una zona bastante plana, sin volcanes ni fallas como en otras áreas del Atlántico. De este modo, el robot, que está realizando sus primeras inmersiones, puede moverse con mayor facilidad y documentar los descubrimientos mediante fotografías.

Para evaluar el impacto de los bidones con residuos radiactivos, desde el buque se organizan diversas actividades complementarias. Disponen de instrumentos para analizar los efectos sobre peces y crustáceos, equipos especializados para tomar muestras de sedimentos y agua, y se instalan corrientómetros para medir las corrientes marinas de la zona. Hasta ahora, no se ha realizado un contacto directo con los bidones, y los resultados más concluyentes se obtendrán tras varios estudios en laboratorio.

¿Qué se espera encontrar en la misión?

La segunda fase está prevista para 2026, aunque aún sin fecha definida, y en ella se emplearán dos nuevos vehículos submarinos para realizar muestreos específicos de los residuos radiactivos. Uno será un vehículo operado de forma remota y el otro, un submarino tripulado.

El avance de nuevas tecnologías está permitiendo progresar en un área de estudio que aún es relativamente reciente para la ciencia. De hecho, la última misión comparable en este ámbito se realizó hace más de 30 años.

El hallazgo de mil bidones en el primer día representa solo una pequeña parte de la investigación. Después de tanto tiempo, el proyecto Nodssum probablemente ayudará a esclarecer el impacto de los residuos radiactivos que han permanecido ocultos bajo el mar durante décadas. Estos desechos provienen de la intensa actividad industrial y de las centrales nucleares. La utilización del océano como un vertedero, una práctica común hasta hace poco, tiene sus consecuencias. Y pronto podremos entenderlas mejor que nunca.

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