Cada segundo desaparecen miles de tierras fértiles: el planeta pierde 4 campos de fútbol

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25/07/2025 - 10:00
Un joven cría el ganado familiar en el paisaje seco y desolado de la ciudad de Tawaila, al norte de Darfur (Sudán)

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Cada segundo, el planeta pierde tierras fértiles a un ritmo alarmante: el equivalente a cuatro campos de fútbol desaparecen debido a la degradación del suelo. Esta realidad, tan invisible como devastadora, amenaza con poner en jaque la seguridad alimentaria, la biodiversidad y el equilibrio ecológico global.

La degradación del suelo ocurre cuando los terrenos pierden su capacidad de ser productivos, ya sea por erosión, contaminación, deforestación o uso inadecuado en la agricultura. Factores como la agricultura intensiva, la deforestación masiva, la expansión urbana sin planificación y el cambio climático están acelerando este proceso. Las lluvias torrenciales, las sequías prolongadas y el uso excesivo de pesticidas también contribuyen a esta crisis ambiental.

Este fenómeno no solo afecta la producción de alimentos, sino también el acceso al agua potable, la estabilidad de los ecosistemas y la resiliencia frente al cambio climático. A pesar de su gravedad, la pérdida de tierras fértiles no suele estar en el centro del debate ambiental, lo que retrasa la toma de medidas eficaces para enfrentarlo.

Pérdida de tierras fértiles: seguridad alimentaria y pérdida de biodiversidad

Según datos recientes de las Naciones Unidas, más del 40 % del suelo del planeta ya está degradado, y esta cifra sigue en aumento. Esta situación afecta directamente a más de 3.200 millones de personas, muchas de ellas en regiones donde la agricultura es la principal fuente de sustento. La pérdida de tierras fértiles significa menor capacidad de cultivo, escasez de alimentos y mayores niveles de pobreza.

La biodiversidad también se ve gravemente afectada. Un suelo sano es hogar de miles de especies de microorganismos, insectos, hongos y plantas que cumplen funciones vitales para los ecosistemas. Cuando perdemos tierras fértiles, estas formas de vida desaparecen, lo que repercute negativamente en toda la cadena alimentaria.

Además, los suelos juegan un papel fundamental en la regulación del clima. Son grandes sumideros de carbono, y su degradación libera grandes cantidades de gases de efecto invernadero a la atmósfera, acelerando el calentamiento global.

Soluciones sostenibles: recuperar y proteger el suelo contra la pérdida de tierras fértiles

A pesar de la gravedad del problema, existen soluciones viables y sostenibles para frenar y revertir la degradación del suelo y la pérdida de tierras fértiles. La reforestación, la agricultura regenerativa, el uso responsable del agua y la conservación de ecosistemas naturales son estrategias eficaces ya probadas en diversas regiones del mundo.

Proyectos como la Gran Muralla Verde en África, que busca restaurar millones de hectáreas de tierras degradadas mediante la plantación de árboles, o las prácticas de cultivo agroecológico en América Latina, demuestran que es posible restaurar suelos y mejorar la calidad de vida de las comunidades rurales.

También es fundamental fomentar políticas públicas que prioricen la salud del suelo, así como incentivar la educación ambiental desde edades tempranas. A nivel individual, apoyar la agricultura local, reducir el desperdicio de alimentos y consumir de forma responsable son acciones que marcan la diferencia.

El suelo es la base de la vida en la Tierra. Su protección debe ser una prioridad para garantizar un futuro sostenible y justo para todos.

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