Las vacunas devuelven la vida a las residencias en España

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12/04/2021 - 08:24
Sanitario en una residencia de mayores / EFE

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Desde que estalló la pandemia, el coronavirus ha sido especialmente cruel con las personas mayores, sobre todo con aquellos que viven en residencias.

Pese a que estos centros han estado blindados durante gran parte de la crisis sanitaria, el virus se colaba en su interior de una forma devastadora. Desde el 14 de marzo de 2020, al menos 19.012 ancianos han muerto a causa de la COVID-19 en residencias, según refleja el último informe del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso). Además, otros 10.492 fallecieron en estos centros con un cuadro clínico compatible con la enfermedad, aunque no se ha podido confirmar.

Sin embargo, ahora con una vacunación superior al 90 %, los usuarios y trabajadores de las residencias de mayores ya comienzan a respirar con tranquilidad.

Las vacunas contra la COVID-19 que llegaron en diciembre hicieron soñar con el final de la crisis sanitaria y parece que el sueño se está haciendo realidad en las residencias. Los decesos semanales por coronavirus han caído un 99,7 % en dos meses y un 98,88 % en las dos últimas semanas. Entre el 18 y el 24 de enero se registraron 718 muertes. La semana siguiente se alcanzó el pico de fallecimientos semanales de 2021, con 771. Pero, a partir de febrero, las cifras cayeron drásticamente, especialmente en los últimos 15 días. Se ha pasado de las 178 muertes notificadas entre el 15 y el 21 de febrero a las dos registradas en la última semana publicada, del 29 de marzo al 4 de abril.

Trabajadores y usuarios de residencias estaban esperando ansiosos que llegara este momento

Con más del 90 % de las personas en residencias inmunizadas contra el coronavirus, el que fuera uno de los agujeros negros de la pandemia —una cuarta parte de los muertos por esta enfermedad en España se produjeron en centros de mayores— se libera por fin.

En 12 comunidades no ha habido contagios este fin de semana. “La primera ola fue terrible. El virus encontró ahí un caldo de cultivo para intensificar su transmisión y arrasó las residencias, recuerda Daniel López-Acuña, exdirector de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El informe del Imserso constata los efectos de la vacunación. Durante el mes de enero, cuando se aceleraron los pinchazos en las residencias, todavía había contagios y muertes al alza: casi el 11 % de los centros tenían casos en la tercera semana de enero —el 8 %, en la cuarta— y se contabilizaron entre el 18 y el 24 de ese mes 718 muertes. La semana siguiente se alcanzó el pico de decesos semanales de 2021, con 771. Pero a partir de febrero, sin embargo, las nuevas infecciones y las muertes cayeron radicalmente.

“En esta curva hay que tener en cuenta cómo ha influido la evolución de la tercera ola [a finales de enero alcanzaba su punto álgido] y la vacunación. Los ancianos se vacunaron en enero y necesitaban dos semanas para tener bastante protección. A la cuarta semana, la protección es completa, pero a partir de la segunda ya es del 80 %”, explica Salvador Peiró, epidemiólogo de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana para EL PAÍS.

Los contagios también han disminuido

Las vacunas también ha reducido notablemente los contagios en las residencias. En enero, antes de que comenzara a inocularse la segunda dosis, se llegaron a registrar casi 5.000 infecciones semanales.

Un mes después, se detectaron 202. Y la incidencia ha continuado bajando hasta detectar apenas 45 contagios durante la primera semana de abril en cinco comunidades diferentes: País Vasco (22), Cataluña (10), Madrid (6), Castilla y León (6) y Castilla-La Mancha (1).

La pandemia no ha terminado y el riesgo cero no existe, ni dentro ni fuera de las residencias

Los expertos consultados celebran los buenos datos epidemiológicos de las residencias, pero apelan a la cautela. “Hay que ir con precaución al abrir los centros. No hay suficiente población vacunada fuera de las burbujas que son esas residencias. Cuando tengamos más inmunizados en la población general, estaremos en un territorio más seguro”, tercia López-Acuña en EL PAÍS.

Existe también el peligro de que los residentes vacunados puedan contagiar a personas no inmunizadas —la vacuna no evita la infección, solo las formas graves de la enfermedad—. Fuera de las residencias, la cobertura vacunal es mínima en los grupos etarios más vulnerables y el riesgo de infectarse, en su caso, sigue siendo elevado.

Pese a la protección global en las residencias, quedan resquicios para producirse infecciones con mal pronóstico. Quedan, por otra parte, varias incógnitas por resolver a propósito de la vacunación y que pueden influir en la evolución de la curva epidemiológica en los centros. Por ejemplo, cuánto dura la inmunidad y el papel de las nuevas variantes, para las que las vacunas disponibles no son igual de efectivas. 

Tras un año con el coronavirus dentro de las residencias, los centros tratan ahora de hacer balance de daños y fijar tareas para el futuro. Para las familias, la vacunación ha sido el alivio a un año para olvidar. Pero temen que el virus vuelva a entrar en los centros. Cada contagio significa aislamiento. ¿Les queremos dar un final de vida de absoluta soledad?.

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