¿El yoga es capaz de modificar nuestro cerebro?

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25/10/2022 - 12:04
Practicar yoga

Lectura fácil

El yoga es mucho más que ejercicio físico, incluso resulta complicado llamarlo deporte. Es difícil definir esta práctica porque implica muchos factores y los engloba en un todo. Desde la meditación, los ejercicios de respiración, hasta la elasticidad de nuestro cuerpo, pasando por el fortalecimiento muscular e implicando nuestra conexión espiritual, sin duda es uno de los ejercicios más completos que existen. Lleva siglos practicándose en países asiáticos y concretamente nació en la India.

La ciencia occidental ha pasado mucho tiempo intentado descifrar los misterios del yoga y lo que es capaz de provocar en nuestro cuerpo. Se ha visto que incluso, con una práctica continuada en el tiempo, llega a realizar modificaciones positivas tanto en la estructura como en el funcionamiento cerebral.

5 formas en las que el yoga modifica nuestro cerebro

Los estudios sobre esta práctica han sido muchos y variados. Por ejemplo, está el de la neuróloga Mariella Fischer-Williams, del Hospital Universitario de Birmingham, en 1956, cuando observo mejoras en dolores crónicos en pacientes que practicaban este ejercicio. Entre otros más recientes, encontramos el del doctor Singh Khalsa, de la Facultad de Medicina en la Universidad de Harvad, cuyo estudio de más de una década fue recopilado y resumido en su libro 'Your Brain on Yoga'. Todos estos numerosos estudios, han demostrado que esta práctica consigue:

Afectar a nuestra toma de decisiones

La toma de decisiones, así como la capacidad de procesar información, se encuentra en nuestro cerebro en los pliegues de la corteza cerebral. Con prácticas de concentración y meditación, como los 'asanas', el grosor de estos pliegues se incrementa, al igual que las conexiones neuronales, facilitando que tengamos una mayor capacidad de procesamiento y por tanto de llegar a tomar decisiones más acertadas.

Ser un aliado contra el exceso de cortisol

Últimamente escuchamos mucho hablar sobre el cortisol, y es que esta hormona es una de las principales responsables de nuestros elevados niveles de estrés. Es necesaria para que podamos mantener la actividad en nuestro día a día, sin embargo, con la cantidad de estímulos y necesidades externas, se encuentra sobre estimulada generándonos procesos de estrés crónico poco beneficioso para nuestra salud. A través de la práctica regular del yoga, estos niveles de cortisol caen, ayudándonos a mantener el estrés a raya, con todos los beneficios que eso implica.

Combatir la depresión

La depresión es otra de las grandes pandemias que ha dejado el coronavirus a su paso. En este par de años, se ha extendido intensamente y ahora nos preocupamos más por buscarle soluciones efectivas. Desde la Universidad de Boston, en EE.UU., han realizado un estudio que muestra que, mientras practicamos este ejercicio, nuestros niveles de GABA (un neurotransmisor que impacta directamente en nuestro sistema central) se incrementa, generando relajación en nuestra actividad cerebral.

De esta misma forma, si además lo practicamos de forma constante , la dopamina y la oxitocina, dos hormonas implicadas en el bienestar físico y mental, aumentan de forma natural ayudándonos a gestionar situaciones complejas a nivel emocional.

Ayuda a mejorar la memoria y el aprendizaje

De la misma forma que se ha visto que mejora la capacidad de procesar información y tomar decisiones, también ayuda a aumentar la materia gris en nuestro cerebro. Así se descubrió en la Facultad de Medicina de Harvard, en la que observaron que tras dos meses de practicar yoga, los sujetos voluntarios aumentaron ligeramente su materia gris, lo que implica una mejora en la consciencia y en el desarrollo de nuestra capacidad de aprendizaje y memoria.

Activa el sistema parasimpático

Nuestro sistema nervioso cuenta con dos vías, una que nos pone alerta y otra que nos ayuda a relajarnos. A la primera se le conoce como el sistema simpático, que se activa para responder a situaciones de estrés, y el segundo es el parasimpático, el encargado de volver nuestro estado a la tranquilidad. A través de las respiraciones y estiramientos propios del yoga, somos capaces de activar este segundo, reduciendo la presión arterial, el ritmo cardíaco y el cortisol.

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