Denunciar violencia de género es un derecho y un primer paso hacia la protección. Desde el momento en que la víctima llega a la comisaría, debe ser informada de sus derechos, atendida con respeto y acompañada por un abogado especializado.
La violencia económica es una forma silenciosa pero poderosa de control que sufren muchas mujeres, y que impide su autonomía. Impedir trabajar, controlar el dinero o endeudar a la pareja son prácticas comunes en relaciones abusivas.
En España, el liderazgo femenino sigue estancado y solo el 23 % de las empresas cuenta con mujeres en cargos directivos, lo que evidencia los retos en igualdad de género.
Ser mujer, madre y migrante multiplica el riesgo de pobreza laboral en España, al dificultar la conciliación y el acceso a empleos dignos, generando una exclusión social crónica.