Conoce las verdades y mitos que rodean a las aceitunas, desmontados por un nutricionista

Las redes sociales se han convertido en una fuente inagotable de información… y desinformación. En cuestiones de alimentación, basta con que una persona con cierta influencia haga un comentario para que una idea, acertada o no, se viralice rápidamente.

Recientemente, este fenómeno ha afectado a las aceitunas, un alimento tradicionalmente muy presente en la dieta mediterránea. Se han difundido mensajes que las relacionan con un posible aumento de peso o incluso con efectos negativos para la salud.

El nutricionista Pablo Ojeda responde: “Las aceitunas no son el enemigo”

El nutricionista Pablo Ojeda ha querido salir al paso de estas ideas infundadas a través de su cuenta de Instagram. Aprovechando la llegada del buen tiempo y el auge del “terraceo” en primavera, Ojeda defiende que las aceitunas pueden seguir siendo un clásico del aperitivo sin necesidad de culpa.

Más aún, afirma que pueden ser aliadas para cuidar de nuestra microbiota intestinal, siempre y cuando se consuman con criterio.

¿Grasa? Sí, pero de la buena

Uno de los principales argumentos de quienes atacan a las aceitunas es su contenido graso. Y es cierto que este alimento tiene un alto porcentaje de lípidos. Sin embargo, Ojeda matiza que se trata mayoritariamente de grasas saludables, en especial monoinsaturadas como el ácido oleico, que representa hasta un 77  % de su composición.

Este tipo de grasa es conocida por sus beneficios cardiovasculares y antiinflamatorios, por lo que lejos de ser perjudicial, puede ser muy positiva para la salud.

Ojeda insiste en que las aceitunas no deben demonizarse, aunque aclara que no todas son iguales desde el punto de vista nutricional. Las que suelen servirse como tapa en bares no tienen el mismo valor que aquellas que se seleccionan cuidadosamente en el supermercado. Por eso, si se quieren aprovechar sus beneficios para la microbiota, es importante saber elegir.

Tres claves para acertar al comprarlas

Para quienes quieran obtener lo mejor de este fruto, Ojeda ofrece tres recomendaciones prácticas. En primer lugar, recomienda elegir aquellas aceitunas que hayan sido fermentadas “en salmuera”, ya que este proceso favorece la presencia de microorganismos beneficiosos.

En segundo lugar, aconseja revisar bien la etiqueta del envase y evitar productos con “conservantes extraños” que puedan afectar a su calidad. Y por último, sugiere optar por envases refrigerados y prestar atención al líquido en el que se conservan: si este es turbio, es una buena señal de que el producto está vivo y fermentado de forma natural.

Lejos de ser un alimento peligroso o problemático, las aceitunas pueden formar parte de una dieta equilibrada, incluso con beneficios extra para la salud intestinal. Como en muchos otros aspectos de la alimentación, la clave está en la moderación y en saber elegir. ¿Quién dijo que comer bien no puede ser también delicioso?