¿Estamos dispuestos a consumir agua regenerada y desalada en tiempos de escasez?

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09/09/2025 - 17:00
Agua regenerada y desalada, los recursos hídricos alternativos

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La escasez hídrica es un desafío creciente en España y en muchas otras regiones del mundo. Ante la presión que generan sequías recurrentes y la sobreexplotación de acuíferos, tecnologías par

a conseguir agua regenerada y desalada se han convertido en herramientas clave para garantizar la seguridad hídrica. Sin embargo, el despliegue de estas soluciones no depende únicamente de su eficiencia técnica, sino también de un factor igualmente crucial: la aceptación social.

¿Qué es agua regenerada y desalada?

El agua regenerada es aquella que ha sido tratada tras su uso doméstico o industrial para ser reutilizada, principalmente en riego agrícola, descarga de cisternas o usos industriales.

Por su parte, el agua desalada se obtiene a partir de agua de mar mediante procesos que eliminan sales y minerales para hacerla apta para consumo humano o riego.

Ambas soluciones son cada vez más comunes en España: en la Comunidad Valenciana y Murcia se reutiliza hasta un 90% del agua residual tratada, y en Cataluña, por primera vez, la sequía llevó a incorporar agua regenerada en el caudal del río Llobregat para abastecimiento urbano.

Alta aceptación para usos indirectos, resistencia en consumo humano

Una encuesta realizada por el Real Instituto Elcano entre febrero y marzo de 2025 a 1.400 personas mayores de 18 años en seis comunidades autónomas (Andalucía, Cataluña, Galicia, Madrid, Murcia y Comunidad Valenciana) reveló que los ciudadanos aceptan mayoritariamente el uso de agua no convencional en aplicaciones indirectas. Más del 80 % de los encuestados apoyaría su uso en cisternas, riego de parques y jardines, agricultura, industria o piscinas.

No obstante, la disposición disminuye drásticamente cuando se trata de consumirla:

  • Solo un 39 % aceptaría beber agua regenerada y desalada y un 25 % usarla para cocinar.
  • Mientras que los niveles de aceptación suben para el agua desalada, alcanzando un 63 % para cocinar y un 43 % para beber.

Esto evidencia que la tecnología por sí sola no basta: la percepción del riesgo y la confianza en la seguridad son determinantes.

Ciudadanos apoyan la normativa más que otras medidas

El respaldo social a la reutilización de agua regenerada y desalada es alto, con un 84% de apoyo, siendo Madrid la región más favorable y Galicia la menos. El nivel educativo, la renta y la pertenencia al grupo estudiantil incrementan esta disposición, llegando hasta un 97 % entre los estudiantes. La construcción o ampliación de plantas desaladoras también recibe un apoyo mayoritario, con cifras que superan el 70 %, especialmente en Andalucía y Cataluña, y menor aceptación en Galicia.

Otros factores que influyen incluyen los ingresos económicos y el género: quienes ganan más de 3.000 euros al mes respaldan más estas iniciativas, y los hombres muestran una disposición mayor que las mujeres. El nivel educativo también marca la diferencia, siendo menor la aceptación entre quienes tienen solo estudios obligatorios.

Factores que afectan la disposición a beber agua no convencional

El estudio identificó que aceptar un tipo de agua no convencional aumenta la probabilidad de aceptar el otro: beber agua desalada eleva en un 31 % la disposición a beber agua regenerada y desalada, y a la inversa, aceptar agua regenerada incrementa un 40 % la probabilidad de aceptar la desalada. Esto sugiere que el rechazo no depende únicamente de la tecnología, sino del concepto general de “agua no convencional”.

La interacción con el entorno también influye. Conversar sobre agua con familiares o amigos reduce en un 5% la disposición a beber agua regenerada, mientras que aumenta un 6 % la aceptación del agua desalada. La edad, la ideología y la disposición a pagar más por el agua son otros factores relevantes: la izquierda política muestra más apertura hacia el agua regenerada y desalada, mientras que la edad avanzada disminuye esta aceptación. Para el agua desalada, las mujeres y los residentes del Arco Mediterráneo son menos proclives a consumirla.

Confianza y comunicación, claves para superar barreras

La principal barrera para aceptar estos recursos es la desconfianza: el 64 % de los encuestados duda de la seguridad del agua regenerada y el 48 % de la desalada. Otros factores incluyen la percepción de falta de higiene, el sabor y el “factor asco”. Para el agua desalada, el mal sabor, el alto coste y el consumo energético son motivos recurrentes de rechazo.

Superar estas barreras requiere comunicación efectiva, transparencia y participación ciudadana. Experiencias exitosas, como la de Singapur con su “NEWater”, demuestran que la educación, las visitas a plantas y la comunicación positiva pueden aumentar notablemente la aceptación social.

La gestión del agua en tiempos de escasez no depende solo de innovaciones tecnológicas, sino de la disposición social a aceptarlas, como ocurre con el agua regenerada y desalada. Garantizar la seguridad hídrica implica combinar soluciones técnicas con estrategias que fomenten confianza, educación y sensibilización. Solo con ciudadanos informados y conscientes del valor del agua será posible enfrentar los retos de la sequía y del cambio climático con éxito.

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