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El sistema de bicicletas compartidas, conocido internacionalmente como bikesharing, se ha consolidado como un componente esencial de la movilidad urbana en Europa. Según el informe titulado “Return on Investment in Bike-Sharing Schemes”, elaborado por EY (Ernst & Young) para Cycling Industries Europe (CIE) en colaboración con EIT Urban Mobility, estos sistemas generan más de 305 millones de euros al año en beneficios sociales, económicos y medioambientales en el continente.
El estudio refleja que, en la actualidad, cada euro invertido en estos sistemas produce un retorno social del 10 %, es decir, aproximadamente 1,10 € de valor generado por cada 1 €. Y lo más importante: si se amplía el apoyo institucional, la electrificación de flotas y la cobertura territorial, esa cifra podría elevarse hasta un retorno del 75 % anual en 2030.
Asimismo, la investigación indica que ya hay más de 438.000 bicicletas compartidas operando en más de 150 ciudades europeas (UE-27, Reino Unido, Suiza y Noruega).
Beneficios cuantificados del bikesharing
El estudio desglosa los impactos de los sistemas de bicicletas compartidas en cuatro grandes áreas: salud pública, emisiones, congestión del tráfico y empleo.
- Reducción de emisiones: Se estima que al año se evitan alrededor de 46.000 toneladas de CO2 gracias al bikesharing. Además, se evitan unas 200 toneladas de contaminantes atmosféricos nocivos.
- Salud pública: Al reemplazar desplazamientos en coche por desplazamientos activos en bicicleta, el informe estima que se previenen unas 1.000 enfermedades crónicas al año, lo que conlleva un ahorro de aproximadamente 40 millones de euros en costes sanitarios.
- Congestión y productividad: El uso del sistema compartido deja libres unas 760.000 horas al año que se recuperarían de otra forma en atascos, lo que supone un valor estimado de 30 millones de euros en productividad recuperada.
- Empleo local: El sector mantiene aproximadamente 6.000 empleos directos a nivel europeo gracias al mantenimiento, operaciones y gestión de los sistemas de bicicletas compartidas.
El informe subraya que estos beneficios no solo son medioambientales o sociales, sino también económicos: los sistemas de bicicletas compartidas dejan de ser un mero coste para convertirse en una inversión rentable.
Perspectivas y expansión hasta 2030
El estudio de EY/CIE/EIT no se limita a mostrar el estado actual, sino que proyecta las posibilidades de crecimiento hasta 2030 bajo un escenario favorable de inversiones, integración y electrificación de flotas. Según sus previsiones:
- En ese horizonte se podrían evitar hasta 224.000 toneladas de CO2 anuales.
- Podrían prevenirse más de 4.200 enfermedades crónicas al año.
- El empleo soportado podría ascender a casi 13.000 puestos de trabajo.
- El retorno de la inversión podría alcanzar hasta un 75 % anual sobre el gasto público, que equivaldría a generar más de 1 000 millones de euros al año en beneficios sociales.
Para lograrlo, el informe identifica cuatro factores clave que servirían de palanca de expansión:
- Mayor demanda, impulsada por la urbanización y la conciencia de movilidad sostenible.
- Ampliación de la oferta, gracias a apoyo regulatorio y expansión territorial hacia zonas menos servidas.
- Electrificación de flotas: la incorporación de bicicletas eléctricas hace el sistema más atractivo y versátil.
- Integración territorial: cerrar brechas de servicio en periferias, zonas poco conectadas, etc.
No obstante, advierte que estos avances dependerán de marcos de política pública sólidos, financiación estable, planificación basada en datos y una mejor integración entre el bikesharing, transporte público e infraestructuras ciclistas.
Caso España: operadores clave y recorrido
En España el modelo de bicicletas compartidas está bien desarrollado y cuenta con operadores de referencia que están impulsando la movilidad sostenible urbana.
- Uno de los mayores gestores europeos es Serveo, que gestiona más de 22.000 bicicletas y casi 1.700 estaciones en siete ciudades españolas.
- En la capital, BiciMAD (Madrid) gestiona 8.847 bicicletas eléctricas y 629 estaciones.
- En Barcelona, el sistema Bicing dispone de 7.608 bicicletas y 525 estaciones.
- También lidera sistemas en Zaragoza (≈2.500 bicicletas y 276 estaciones), Bilbao con BilbaoBizi (790 bicicletas y 48 estaciones, con expansión prevista a 1.250 bicicletas y 68 estaciones el próximo año) y servicios en A Coruña, Valladolid o Rivas-Vaciamadrid.
- Otro operador destacado es Nextbike, presente en más de 36 municipios españoles con sistemas como AMBici (área metropolitana de Barcelona con hasta 2.500 bicicletas eléctricas), BiciPalma, Getxobizi, Bizkaibizi, Mislata o Santanderbici, además de ciudades como Arteixo, León, Ibiza, Córdoba u Ontinyent.
- A nivel micromovilidad también destaca Lime, con una flota estimada en España de unas 1.200 bicicletas eléctricas (unas 500 en Barcelona y unas 700 en Sevilla), de generación más avanzada con anclajes electrónicos y geolocalización.
En cuanto a uso y eficiencia, el ranking europeo de viajes por bicicleta y por día del CIE posiciona dos capitales españolas en las primeras posiciones: Bilbao (BilbaoBizi) y Barcelona (Bicing) liderando primero y segundo, respectivamente. Esto muestra que no solo se dispone de flotas, sino que se utilizan de manera intensiva en el día a día.
Además en España, al igual que en el resto de Europa, el impulso del bikesharing se vincula directamente con objetivos de movilidad sostenible, reducción de emisiones y descongestión urbana.
Integración europea: grandes ciudades como ejemplo
El informe plantea también ejemplos de grandes capitales europeas donde el sistema de bicicletas compartidas ya está muy avanzado:
- En París, el sistema Vélib’ —uno de los mayores de Europa— registró más de 49 millones de trayectos en 2024, de los cuales cerca del 60 % se hicieron en bicicleta eléctrica.
- En Londres, el modelo sin anclajes fijos sumó 29 millones de viajes en un año, situando a la capital británica en el centro del crecimiento del sector.
Estos casos confirman que el bikesharing ya no es un complemento anecdótico, sino un actor relevante del sistema global de movilidad urbana.
Una apuesta estratégica
En definitiva, el análisis de EY/CIE/EIT demuestra que el bikesharing es mucho más que una alternativa complementaria del transporte: se trata de una inversión estratégica con retornos medibles y cuantificables. Y los datos lo demuestran.
Para que España y Europa puedan aprovechar plenamente este potencial, será clave:
- Aumentar la cobertura territorial de los sistemas de bicicleta compartida (sobre todo en áreas menos servidas).
- Electrificar las flotas y mejorar su integración con transporte público e infraestructuras ciclistas.
- Establecer marcos de financiación estables y coherentes que faciliten su expansión.
- Promover la cultura de la ciclabilidad y la movilidad activa entre la ciudadanía.
El resultado: ciudades más saludables, menos contaminadas, con menor congestión y con mayor productividad, empleo local y eficiencia en la movilidad urbana.
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