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Un análisis de los anillos de los árboles revela que la Amazonía atraviesa un fenómeno sin precedentes en sus precipitaciones estacionales.
Según un estudio realizado por un equipo de investigadores de las universidades de Leeds y Leicester (Reino Unido) junto con el Instituto Nacional de Investigación de la Amazonía (Brasil), tanto las lluvias de la estación húmeda como las de la seca muestran una variabilidad cada vez más acentuada. Los resultados de esta investigación aparecieron publicados el martes en la revista Communications Earth and Environment.
La estación húmeda de la Amazonía se vuelve más lluviosa mientras que la seca se vuelve más árida
El análisis de los isótopos de oxígeno presentes en los anillos de dos especies de árboles amazónicos ha puesto en evidencia que el ciclo de lluvias se vuelve más extremo. Según el estudio, las precipitaciones de la estación húmeda se han incrementado en un rango de entre el 15 y el 22 % desde 1980. Por el contrario, las lluvias de la estación seca muestran una caída de entre el 5,8 y el 13,5 %.
Bruno Cintra, coautor de esta investigación y actualmente en la Universidad de Birmingham (Reino Unido), enfatiza que el bosque amazónico es un elemento clave en el mantenimiento del equilibrio climático del planeta. Según Cintra, entender cómo están modificándose sus precipitaciones resulta esencial tanto para anticipar nuevos escenarios climáticos como para implementar estrategias de conservación más eficientes.
La relación con el calentamiento global y el papel de los océanos
Este fenómeno tiene varias vertientes. Por un lado, el equipo de investigación relaciona el auge de lluvias en la estación húmeda y el debilitado aporte de lluvias en la estación seca tanto con los procesos de variabilidad climática natural como con el calentamiento global de origen antropogénico. Según los científicos, los aumentos de la temperatura en los océanos Atlántico y Pacífico están modificando los espacios de formación de lluvias, aumentando así las oscilaciones estacionales en el lugar más lluvioso del planeta.
En palabras de Roel Brienen y Emanuel Gloor, de la Universidad de Leeds: “el ciclo hidrológico de la Amazonía se vuelve más extremo. Esto significa que aumentan tanto las lluvias como las sequías, aumentando así el estrés hídrico en los bosques y debilitando sus defensas frente a otras amenazas, como los incendios o las plagas de insectos”.
Anillos de los árboles como testigos del pasado climático
Este estudio se basó en el análisis de los isótopos de oxígeno presentes en los anillos de dos especies de árboles, Cedrela odorata y Macrolobium acaciifolium. Los anillos muestran el paso de los años y reciben de forma gradual el rasto de las lluvias que reciben, así como de las sequías que atraviesan. Los científicos analizaron el período comprendido entre 1980 y 2010 y así pudieron reconstruir el histórico de precipitaciones de la Amazonía de forma más robusta que con los métodos tradicionales, que suelen subestimar las variaciones estacionales.
Arnoud Boom, de la Universidad de Leicester, enfatiza que el análisis de los isótopos proporciona una perspectiva más adecuada y de más resolución temporal que los datos climáticos recogidos habitualmente. Según Boom, el método permitirá, además, distinguir las lluvias que reciben los bosques de tierra firme de las que reciben los bosques inundados, aumentando así el grado de comprensión de los mecanismos involucrados.
La importancia de conservar el bosque amazónico
Este descubrimiento pone en evidencia que el bosque más grande del planeta atraviesa una importante transformación en el régimen de lluvias, aumentando así el riesgo tanto de sequías prolongadas como de inundaciones más frecuentes.
La Amazonía actúa como el principal sumidero de carbono del planeta y cumple un papel clave en el mantenimiento del equilibrio climático.
Según Jochen Schöngart, del Instituto Nacional de Investigación de la Amazonía, el fenómeno revela que el Amazonas atraviesa un cambio más complejo que el mero paso hacia un clima más húmedo o más seco: se enfrenta a oscilaciones estacionales más pronunciadas, que podrían tener consecuencias de largo alcance tanto para el clima como para la diversidad biológica de esta vasta selva.
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