Caminar rápido reduce el riesgo de arritmias cardíacas, según nuevos estudios

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19/05/2025 - 14:00
Pies de una persona caminando

Lectura fácil

Caminar rápido y el tiempo transcurrido a esa velocidad pueden reducir el riesgo de sufrir anomalías del ritmo cardíaco, como fibrilación auricular, taquicardia (latidos cardíacos rápidos) y bradicardia (latidos cardíacos muy lentos).

Esta probabilidad es independiente de otros factores de riesgo cardiovascular y resulta más alta en mujeres, menores de 60 años, quienes no tienen obesidad y las personas con problemas de salud preexistentes a largo plazo.

Así se desprende de una investigación realizada por investigadores de Australia, Chile y Reino Unido, y publicada en la revista ‘Heart’.

Caminar rápido: un hábito sencillo con grandes beneficios para el corazón

Caminar es una de las formas de ejercicio más accesibles y recomendadas por especialistas en salud. Pero ahora, un nuevo estudio pone el foco en la velocidad al caminar rápido como un factor clave para proteger el corazón. Según los investigadores, caminar a paso ligero podría reducir significativamente el riesgo de sufrir arritmias cardíacas, un tipo de alteración en el ritmo del corazón que puede tener graves consecuencias si no se controla.

Las arritmias pueden manifestarse como latidos irregulares, acelerados o más lentos de lo normal. Aunque algunas son benignas, otras pueden provocar complicaciones como insuficiencia cardíaca o accidentes cerebrovasculares. Por eso, adoptar hábitos preventivos como el ejercicio regular y, en particular, caminar rápido, puede marcar una gran diferencia.

¿Cómo influye caminar rápido en la salud del corazón?

El estudio, publicado en una revista médica especializada en cardiología, analizó los hábitos de caminata de más de 20.000 personas adultas durante varios años. Los resultados mostraron que quienes caminaban a un ritmo más rápido presentaban una incidencia menor de arritmias y una mejor salud cardiovascular general.

Caminar a paso ligero mejora la circulación, regula la presión arterial, favorece el control del colesterol y estabiliza el sistema eléctrico del corazón. Además, ayuda a reducir el estrés y mejorar la salud mental, dos factores que también influyen en la aparición de arritmias.

Se estima que caminar rápido a una velocidad de entre 5 y 6 kilómetros por hora (km/h) durante al menos 30 minutos al día puede ser suficiente para obtener estos beneficios. Eso sí, debe adaptarse siempre a las capacidades de cada persona, especialmente si existen condiciones previas.

Recomendaciones para incorporar esta práctica

Para quienes no están acostumbrados a caminar rápido, se recomienda empezar poco a poco. Lo ideal es aumentar progresivamente la velocidad y el tiempo, prestando atención a la respiración, el ritmo cardíaco y cualquier síntoma de fatiga excesiva. Llevar calzado adecuado y caminar en zonas seguras también es fundamental.

Además, se pueden aprovechar momentos del día como ir al trabajo, hacer recados o pasear al perro para sumar minutos de caminata. Convertir este hábito en parte de la rutina diaria no solo mejora la salud del corazón, sino también la calidad de vida general.

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