¿Qué está pasando en los cascos históricos de las ciudades?

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11/05/2023 - 10:21
Jimeno Rafael descansa en uno de los pocos bancos que quedan en las calles de Lavapiés, el barrio en el que nació hace 93 años.

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En los cascos históricos de las ciudades, algunos vecinos se han quejado de que se están retirando los bancos de las plazas y calles, lo que les impide descansar y disfrutar de los espacios públicos. Aunque se argumenta que se hace para evitar que personas sin hogar duerman en ellos, los vecinos consideran que esto les quita calidad de vida y les hace sentir excluidos de su propio barrio.

Prestando atención al ODS 11 sobre ciudades accesibles, y nuestro compromiso por hacer llegar la actualidad a todas las personas, nos ha parecido interesante reproducir un reportaje de Pablo Rodero y José González para 20 Minutos sobre esta problemática.

Los cascos históricos de las ciudades dan la espalda a sus viejos vecinos

Durante muchos años, Lavapiés fue un barrio de Madrid situado en la parte más al sur de la ciudad y habitado por personas con menos recursos económicos. En la actualidad, sus calles empinadas y estrechas forman parte del casco histórico de la capital y están llenas de terrazas de bares, hostales y patinetes eléctricos abandonados por todas partes.

En la calle Argumosa, la mayoría de las terrazas están vacías cada lunes. En este lugar, que quizás sea el único banco de la calle, se encuentra Jimeno Rafael, un hombre de 93 años que nació a solo unas calles de aquí. Está sentado en el banco con su bastón y fumando un cigarrillo.

Según él, todos los bancos han sido reemplazados por terrazas de bares y restaurantes, dejándolo sin un lugar para descansar después de sus paseos.

Este problema no es exclusivo de Madrid, ya que los ancianos representan un porcentaje cada vez mayor de la población española y suelen enfrentar dificultades para vivir dignamente en las grandes ciudades. Expertos en urbanismo y sociólogos señalan que muchos entornos urbanos no están diseñados para satisfacer las necesidades de los ancianos, lo que puede llevar a la soledad y el aislamiento social. Jimeno Rafael, por ejemplo, solo tiene un amigo cercano con quien se reúne regularmente.

Los cascos históricos y la gentrificación

El término "aging in place" se refiere a la capacidad de las personas mayores de permanecer en el lugar donde han vivido durante gran parte de sus vidas. Sin embargo, en las grandes ciudades, especialmente en los cascos históricos, esto choca con el fenómeno de la gentrificación. La gentrificación implica la expulsión de los residentes por otros de una clase social más privilegiada, lo que afecta principalmente a la población inmigrante y a los mayores con menos recursos.

Aunque la gentrificación está extendiéndose cada vez más a zonas menos céntricas, los cascos históricos o cascos antiguos son los más afectados. Los residentes que logran quedarse se enfrentan a menudo a una vida solitaria en viviendas antiguas que no están preparadas para el envejecimiento.

El aumento de los precios de la vivienda no se acompaña del aumento de las pensiones, lo que significa que aquellos que viven de alquiler o que han puesto su vivienda como aval para sus hijos corren el riesgo de ser expulsados de sus hogares. Además, en los barrios gentrificados, el nivel de vida es elevado y el acceso a bienes básicos, como el pan, a precios asequibles es difícil.

La desaparición del comercio local en los barrios dificulta la vida accesible en el centro histórico

Pablo Rodero y José González también han querido dejar retratada la situación de los comercios de barrio. Una situación que nos entristece bastante.

Concepción Vázquez, una habitante de Lavapiés desde los años 60, se siente cada vez más aislada en su propio barrio. A sus 90 años, ya no encuentra a los conocidos de antes y lo que es aún peor, los comercios de barrio que eran el centro de la vida comunitaria han desaparecido. En su lugar, han aparecido tiendas que venden productos de lujo inaccesibles para los vecinos locales, y tiendas de bisutería y artículos sin valor real. Para ella, el mayor reto es salir de su casa, un edificio antiguo y sin ascensor que le impide moverse con facilidad.

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