Uno de los tres últimos países que caza ballenas, piensa dejar de hacerlo pronto

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18/02/2022 - 17:00
Ballena muerta

Lectura fácil

La caza de ballenas sigue a la orden del día en países como Noruega, Islandia y Japón. A este grave problema se suman nuevos enemigos: el cambio climático, la contaminación y la destrucción de su hábitat. Está claro que queda mucho por hacer para salvar a las ballenas. Sin embargo, parece que empezamos a ver la luz al final del túnel.

Desde hace tres veranos consecutivos --a temporada habitual de capturas- los arpones están prácticamente parados en las aguas de la inmensa isla del Atlántico norte, a pesar de las grandes cuotas para el periodo actual (2019-2023).

Esto se debe a la reanudación de la caza comercial en Japón, así como a la entrada en vigor de una zona costera en la que se prohíbe la pesca, lo que obliga a adentrarse más en el mar.

Ahora, Islandia, uno de los tres últimos países que aún caza ballenas con fines comerciales, prevé poner fin a esta actividad a partir de 2024.

Islandia ha decidido que a partir de 2024 no volverán a cazarse ballenas

Así lo ha confirmado Svandís Svavarsdóttir, ministra de Pesca y Agricultura del país, en un artículo de opinión publicado el pasad en el diario Morgunblaðið.

En Islandia, a pesar de que cazan ballenas, también viven del turismo de avistamiento de ballenas. En 2012 unas 175.000 personas fueron a ver nadar ballenas en libertad a este país, generando más beneficios que la caza de ballenas. A nivel mundial, el avistamiento de cetáceos genera 2.000 millones de dólares al año, con 13 millones de personas que acuden a verlos a lo largo y ancho de nada menos que 119 países a nivel mundial, según el International Fund for Animal Welfare.

"Hay pocas justificaciones para autorizar la caza de ballenas más allá de 2024", ha asegurado, marcando como fecha final el año en el que expiran las cuotas actuales.

En los últimos años, esta actividad no ha tenido relevancia económica para Islandia, algo que según la ministra es "indiscutible", al no capturarse ningún gran ejemplar en los últimos tres años, salvo una ballena minke capturada el año pasado.

Svavarsdóttir ha asegurado que Japón "ha sido el mayor comprador de carne de ballena" procedente de Islandia, pero "su consumo está disminuyendo año tras año".

La decisión ha sido muy celebrada por las organizaciones de protección del medioambiente

Hace ya casi 40 años que Greenpeace empezó a concienciar al mundo sobre esta masacre.

En 1982 se prohibió la caza de ballenas en los países que formaban parte de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), debido a una elevada presión social y al lamentable estado en el que se encontraban las poblaciones de estos mamíferos.

España era uno de los países que cazaba ballenas hasta que entró en vigor esta moratoria, algo que no sucedió hasta 1986. De hecho, el barco de Greenpeace Rainbow Warrior I estuvo apresado en El Ferrol por la Armada Española por oponerse a los balleneros gallegos. En 1994 la misma CBI creó un Santuario de Ballenas en la Antártida.

Además de su caza, ahora las ballenas también tienen que hacer frente a otras causas que están afectando seriamente a su supervivencia

El cambio climático, la contaminación, la destrucción del hábitat y la pesca descontrolada son problemas que se deben abordar urgentemente si queremos un mar saludable para las ballenas, para todos los seres que en él viven y para las comunidades que dependen de él.

Lamentablemente, de las diferentes especies de ballenas que existen, casi todas sus poblaciones se encuentran reducidas, algunas al borde de la extinción, otras en lenta recuperación y algunas tienen en jaque a los científicos, que no logran descifrar si se recuperan o decrece su número. Por ejemplo, la ballena azul -el animal más grande que ha habitado jamás el planeta- aún no se ha recuperado de la caza indiscriminada que la llevó al borde de la extinción. Y como ella, muchas otras.

Estos datos son especialmente preocupantes, pues las ballenas viven mucho tiempo -pueden alcanzar entre los 70 y 150 años- y su reproducción es muy lenta.

¿Qué soluciones hay?

La solución global es acabar con cualquier tipo de caza de ballenas y crear santuarios marinos. Además hay que luchar contra el cambio climático, la sobrepesca y la contaminación. 

Los gobiernos pueden ayudar a la protección de estos grandes mamíferos marinos apoyando a la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en su tarea de conservación, denunciando a los países que cazan ballenas, siendo más proactivos en las reuniones de la CBI y evitando la entrada de carne de ballena en sus puertos.

Al proteger a las ballenas estamos protegiendo muchas otras especies, ya que estas se encuentran en lo alto de la pirámide trófica y ayudan a controlar las poblaciones de ciertos peces y crustáceos.

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