Las corrientes marinas explican el aumento de mercurio en el Ártico

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05/07/2025 - 11:30
Oso polar en el Ártico

Lectura fácil

Una reciente investigación realizada en Dinamarca señala que las corrientes marinas desempeñan un papel clave en la llegada de contaminación por mercurio al Ártico, lo que supone un riesgo a largo plazo tanto para los ecosistemas como para la salud de las personas.

Aunque las emisiones de mercurio, conocido también como Hg, a nivel mundial han disminuido, los niveles de esta sustancia en la fauna ártica continúan en aumento. El estudio, publicado el pasado jueves en la revista Nature Communications y llevado a cabo por científicos de las universidades de Aarhus y Copenhague, indica que el elemento acumulado en el pasado podría estar siendo transportado hacia el Ártico a través de las corrientes oceánicas.

Mercurio persistente en el Ártico

“Hemos estado analizando los niveles de metal en animales del Ártico durante más de cuatro décadas. A pesar de la caída en las emisiones globales desde los años 70, no vemos una reducción en las concentraciones presentes en el Ártico; de hecho, han aumentado”, explicó Rune Dietz, investigador de la Universidad de Aarhus.

El mercurio emitido a la atmósfera por actividades como la quema de carbón o la minería aurífera puede mantenerse en el aire durante un año. Sin embargo, al llegar al océano, puede permanecer allí durante más de tres siglos. Esto implica que, aun con la disminución actual de emisiones, los niveles de Hg en el Ártico podrían continuar siendo altos durante mucho tiempo.

Fauna en Groenlandia

Un grupo de científicos examinó más de 700 muestras del entorno natural de Groenlandia —incluyendo tejidos de osos polares, focas, peces y depósitos de turba— recolectadas a lo largo de las últimas cuatro décadas.

Al estudiar la composición de seis isótopos de mercurio comunes, detectaron variaciones específicas según la región, que coincidían con las rutas de las corrientes marinas.

“Estos patrones isotópicos funcionan como identificadores únicos, que permiten rastrear el origen y la trayectoria de este elemento”, señala Jens Søndergaard, investigador de la Universidad de Aarhus.

Por ejemplo, el suroeste de Groenlandia está afectado principalmente por la llegada de aguas atlánticas a través de la corriente de Irminger, mientras que otras áreas están bajo la influencia de corrientes del océano Ártico.

En los grandes depredadores del Ártico, como los osos polares y las ballenas dentadas, los niveles de ese elemento se han multiplicado entre 20 y 30 veces respecto a los registros previos a la era industrial.

Esto representa un riesgo grave no solo para la vida silvestre, sino también para las comunidades indígenas que dependen de estos animales marinos para su subsistencia.

“Este elemento puede dañar el sistema inmunológico, afectar la reproducción e incluso perjudicar los sentidos, poniendo en peligro la supervivencia de muchas especies”, afirma Christian Sonne, también de la Universidad de Aarhus.

Implicaciones para el convenio de minimata

Los resultados de esta investigación tienen importantes repercusiones para el Convenio de Minamata sobre el Mercurio, impulsado por la ONU, que busca reducir la contaminación global por este metal. El estudio aporta una posible razón por la cual los niveles de Hg en la fauna ártica siguen siendo altos, a pesar de la disminución de las emisiones atmosféricas.

“El viaje del mercurio desde fuentes industriales clave, como China, hasta Groenlandia a través de las corrientes oceánicas puede tardar hasta 150 años”, advierte el investigador Dietz. “Eso explica por qué los niveles en el Ártico no han disminuido notablemente”, concluye.

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