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Un innovador estudio liderado por el Instituto de Neurociencias, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Miguel Hernández (UMH), ha desvelado una prometedora molécula experimental. Este compuesto, que se activa mediante luz azul, se ha probado con éxito en modelos animales para aliviar de forma no invasiva los síntomas asociados al ojo seco.
El compuesto, denominado Denaq, marca un hito al ser la primera vez que se aplica directamente a los nervios sensoriales de la córnea, la capa transparente frontal del ojo. Los resultados, según informó el centro de investigación, son altamente alentadores. Denaq ha demostrado la capacidad de reducir la actividad excesiva de estos nervios sin interferir con funciones oculares esenciales, como el reflejo del parpadeo. Este hallazgo representa un paso significativo en la optofarmacología, abriendo la puerta a tratamientos basados en luz para enfermedades de la superficie ocular.
La molestia del ojo seco afecta al 30 %
El ojo seco es una patología que afecta a la superficie del ojo, manifestándose cuando la producción de lágrimas es insuficiente o estas son de baja calidad. Los síntomas son persistentes e incómodos: sequedad, ardor, sensación de picazón o arenilla y, en ocasiones, visión borrosa. En España, la prevalencia es considerable, con informes recientes que sugieren que podría afectar hasta al 30 % de la población, con una preocupante tendencia al alza en personas menores de 30 años. La necesidad de tratamientos eficaces para el ojo seco es, por tanto, urgente.
Un interruptor químico para los nervios sensoriales
Originalmente, Denaq fue diseñado para conferir sensibilidad a la luz en células nerviosas, como las de la retina. Sin embargo, en esta investigación, el equipo del Instituto de Neurociencias lo ha aplicado a los nervios sensoriales de la córnea, marcando una novedad en su uso experimental.
La actividad eléctrica de las terminaciones nerviosas que detectan el frío en la córnea es crucial para la salud ocular, pues regula el parpadeo y la producción de lágrimas. No obstante, en casos de ojo seco, esta actividad se vuelve excesiva, generando el malestar crónico. El investigador Víctor Meseguer, codirector del laboratorio de Neurobiología Ocular del Instituto, destaca: “Lo más interesante es que la luz no bloquea la función de estos nervios, sino que la devuelve a la normalidad”. Añadió que, en condiciones de la enfermedad, “las terminaciones están disparando de forma exagerada, y en presencia del optofármaco, con la luz conseguimos que su actividad vuelva a niveles saludables”.
El trabajo, publicado en la revista British Journal of Pharmacology, detalla que Denaq funciona como un interruptor químico. Al cambiar de forma bajo la luz azul, modula los canales iónicos de las neuronas corneales, reduciendo su excitabilidad. Los experimentos en modelos de cobaya y rata confirmaron que este efecto se mantiene incluso en córneas con sequedad inducida.
La precisión de esta técnica ofrece un control sin precedentes sobre la actividad nerviosa periférica. La posibilidad de actuar únicamente sobre la zona afectada y de forma reversible convierte esta estrategia en una prometedora alternativa a los tratamientos farmacológicos convencionales, que a menudo conllevan efectos secundarios o pérdida de sensibilidad en el tratamiento del ojo seco.
Además, el estudio aportó una nueva comprensión de los mecanismos moleculares, al comprobar que la molécula entra en las terminaciones nerviosas a través de canales P2X3, estructuras no descritas previamente con este papel en la córnea. Este avance allana el camino para el diseño de futuros fármacos fotosensibles más específicos y dirigidos a combatir el ojo seco.
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