
Lectura fácil
En un momento en que la pérdida de biodiversidad preocupa al mundo, España se posiciona como un ejemplo de éxito en la conservación activa de especies amenazadas. Según datos oficiales de 2024 y 2025, al menos cinco especies emblemáticas del país han registrado un aumento en sus poblaciones.
Urogallo cantábrico: Un avance significativo de las especies
Una de las historias más destacadas es la del urogallo cantábrico, cuya población alcanzó los 209 ejemplares en 2024. Aunque la especie continúa en una situación crítica, este incremento representa un avance significativo respecto a años anteriores. Este progreso se atribuye a programas de cría en cautividad y a la restauración de su hábitat en la Cordillera Cantábrica.
La fragmentación del bosque atlántico, la presión humana y la presencia de depredadores fueron las principales causas del declive de esta especie, muy sensible a los cambios en su entorno natural. Sin embargo, proyectos como LIFE+ Urogallo Cantábrico han logrado revertir esta tendencia mediante la restauración de hábitats, la reducción de amenazas y la reintroducción de ejemplares criados en cautividad, estabilizando así algunas de sus poblaciones.
Quebrantahuesos: Recuperación y expansión
Un ejemplo alentador es el del quebrantahuesos, una impresionante ave carroñera que había desaparecido de varias regiones de España. En 2024, su número supera los 200 individuos en los Pirineos, y se han documentado nacimientos en Andalucía y los Picos de Europa, zonas donde fue reintroducido con éxito.
Esta especie, que se alimenta casi exclusivamente de huesos, ha sufrido envenenamientos, colisiones con cables eléctricos y la disminución de su fuente de alimento. No obstante, gracias a la labor de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos y a los programas de alimentación suplementaria, no solo ha conseguido sobrevivir, sino también ampliar su área de distribución, contribuyendo a la recuperación de estas especies en peligro.
Foca monje
La foca monje del Mediterráneo, que durante muchos años se consideró extinguida en las aguas españolas, ha empezado a recolonizar lugares como las Islas Chafarinas y las costas de Andalucía. Para 2024, se calcula que hay más de 700 ejemplares en toda la región mediterránea, con observaciones frecuentes en España.
La recuperación de esta especie ha sido posible gracias a la protección de sus cuevas marinas, a la disminución del tráfico marítimo en áreas sensibles y a campañas de concienciación dirigidas a los pescadores. La aparición de crías en las costas españolas es una prueba evidente de que la especie está volviendo a establecerse, sumándose a otras especies marinas en recuperación.
Cigüeña negra
La cigüeña negra, una especie mucho más cautelosa que su pariente blanca, también ha comenzado a mostrar señales de recuperación. Aunque todavía se considera vulnerable, se ha observado un aumento en el número de parejas reproductoras en la península ibérica, especialmente en áreas protegidas del oeste y suroeste.
Esta ave de bosque requiere árboles grandes para anidar y ríos limpios para alimentarse. La mejora en la calidad del agua, la reforestación y la tranquilidad en sus zonas de cría han contribuido a su expansión. En lugares como Monfragüe y Sierra Morena, su presencia es cada vez más común, un indicio positivo para las especies forestales.
Añadir nuevo comentario