Vuelta al cole: 4 razones por las que contar con dispensadores de higiene menstrual en los baños de los centros académicos

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19/09/2025 - 11:30
Igualdad en higiene menstrual en la vuelta al cole

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La vuelta al cole no solo implica mochilas, uniformes, libros y nuevo material escolar. Para muchas niñas y adolescentes, también significa preparar un neceser con productos esenciales para la gestión menstrual: tampones, compresas, toallitas, ropa de recambio y llevarlo consigo cada vez que van al baño. A pesar de ser una necesidad cotidiana, la menstruación sigue siendo una cuestión de gestión personal, sin apoyo ni recursos adecuados en los baños de muchos centros educativos. Según datos internacionales manejados por Rentokil Initial, el 67 % de las mujeres evita cambiarse por la falta de limpieza y accesorios adecuados.

Un 71 % de las mujeres no pueden acceder a productos de higiene menstrual

En el contexto español, un 71 % de las mujeres desconoce que tiene derecho a acceder gratuitamente a productos de higiene menstrual en espacios públicos como colegios o centros sociales. Esta situación, recogida por ley, afecta directamente a más de 1,8 millones de adolescentes entre 10 y 19 años en edad menstrual (Fuente: INE), lo que evidencia una brecha significativa entre los derechos reconocidos y su aplicación real.

Para Jacinto Diez, director de Comunicación de Rentokil Initial “la gestión de la higiene menstrual sigue siendo un aspecto incómodo para muchas mujeres, requiere anticipación, y cargar con accesorios que podrían estar disponibles en los propios baños. Son pequeñas medida de apoyo, higiene e inclusión”.

Cuatro razones por las que contar con dispensadores de acceso gratuito en las escuelas

  1. Crea baños más inclusivos y acogedores.

El acceso dentro del baño a productos de higiene menstrual supone comodidad para las usuarias, higiene accesible y discreción, además de respeto a la diversidad, ya que las diferentes necesidades en cuanto a caudal, absorbencia, sensibilidad, comodidad y creencias religiosas o culturales pueden influir en la elección del producto por parte de las usuarias. Dispensadores con distintas alternativas favorecen la atención a la diversidad.

  1. Favorece la higiene, personal y pública

La falta de recursos de higiene menstrual puede provocar que estos productos sanitarios se usen más tiempo del recomendado, con el consiguiente riesgo de irritaciones cutáneas e infecciones del tracto urinario, o bien tener que recurrir a papel higiénico o cualquier elemento de contención, incluso calcetines. Disponer de dispensadores evita estos momentos tan incómodos, la temida “mancha de atrás del pantalón” y facilita el lavado de manos, un aspecto elemental de higiene en espacios públicos.

  1. Una obligación para centros educativos recogida en la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, relativa a salud sexual y reproductiva

Muchos países del mundo exigen la provisión gratuita de productos menstruales en escuelas y universidades para evitar que las estudiantes pierdan oportunidades educativas debido a los productos y desigualdad de cara a la higiene menstrual. Nueva Zelanda o Francia, por ejemplo, ofrecen toallitas y tampones con distintos niveles de absorción.

En España, la modificación de la Ley Orgánica 2/2010 establece la obligatoriedad de ofrecer de forma gratuita productos de higiene íntima en centros educativos, hospitalarios, sociales y penitenciarios, garantizando su disponibilidad sin necesidad de intermediación y protegiendo la confidencialidad. Sin embargo, según datos de un estudio realizado por Rentokil Initial, un 71,13 % desconoce que tiene este derecho.

  1. Amplio respaldo social y normalización

El 94,8  % de las mujeres españolas considera fundamental la implantación de medidas que garanticen el acceso gratuito a productos de higiene menstrual. Si esta iniciativa se extendiera a todos los centros educativos, permitiría a las adolescentes gestionar su menstruación de forma segura, autónoma e inclusiva, sin tener que recurrir a la solicitud directa de estos productos en conserjería o enfermería, y de esta forma normalizar una necesidad básica en el entorno escolar.

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