Ictericia neonatal, ¿debo preocuparme?

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13/02/2021 - 11:00
Mamá con su bebé / Pixabay

Lectura fácil

La ictericia neonatal es la coloración amarillenta que, debido a un exceso de bilirrubina, presentan algunos bebés en la piel a los pocos días de nacer. 

Es bastante común y, aunque puede estar ocasionada por patologías subyacentes, en la mayoría de las ocasiones no debe preocuparnos, puesto que es algo transitorio. Pero ¿qué ocurre si no es así? ¿qué complicaciones puede tener?

¿Por qué le sube la bilirrubina a los recién nacidos?

En la inmensa mayoría de los casos de ictericia neonatal, los bebés recién nacidos no se pasarán más de 36-48 horas en la incubadora bajo una luz de fototerapia. Pero claro, que un bebé pasé sus primeros días de vida ingresado en un hospital, no es plato de buen gusto para nadie y es por ello que muchas madres se sienten preocupadas y necesitan saber más sobre qué le pasa a su bebé.

Seguro que todos habéis oído hablar de la hemoglobina, una molécula que se encuentra dentro de los glóbulos rojos y que se encarga del transporte del oxígeno en la sangre. Cuando la hemoglobina se destruye, una parte se transforma en bilirrubina, la cual, a través de un complejo mecanismo en el que interviene el hígado, se acaba eliminando en las heces. Este proceso metabólico se produce durante toda la vida. Sin embargo, cuando el hígado no es capaz de eliminar la bilirrubina a una velocidad adecuada, esta se acumula en sangre y produce una coloración amarillenta de la piel. A esta situación clínica se la conoce como ictericia.

Los recién nacidos sanos tienen al nacimiento unos niveles de hemoglobina mucho más altos que los de una persona sana, ya que durante la vida intrauterina se requiere de unos niveles altos para realizar el transporte de oxígeno de manera adecuada a todos los órganos. Tras el parto, gran parte de esa hemoglobina que tienen los bebés ya no es necesaria y se destruye rápidamente sin que al hígado le de tiempo a metabolizarla, ya que el hígado de los recién nacidos es un poco inmaduro durante los primeros días de vida. Esto da lugar a que la bilirrubina suba en sangre y el niño adquiera una coloración amarillenta. 

Cerca de la mitad de los recién nacidos sanos se ponen amarillos sin que haya que hacer nada

Dependiendo de los niveles de bilirrubina, la piel del niño se pondrá más o menos amarilla, y siempre en el mismo orden: lo primero que se colorea son los ojos, luego la cara, más tarde el pecho y la tripa y, por último, las piernas.

Con el paso de los días, el hígado se pondrá a trabajar como es debido eliminando ese exceso de bilirrubina y el niño pasará a estar sonrosado.

Hay una larga lista de enfermedades que pueden provocar ictericia neonatal y que en general provocan que los niveles de bilirrubina estén por encima de lo que se considera normal en un recién nacido. Por ejemplo, la perdida de peso excesiva del recién nacido durante los primeros días de vida puede asociarse a una ictericia de mayor intensidad, o también la presencia de un gran cefalohematoma (los chichones que tienen muchos niños en la cabeza tras el parto). Otra situación frecuente es la incompatibilidad de grupo sanguíneo entre la madre y el bebé. Y ya de forma mucho más rara nos encontraríamos con las infecciones del recién nacido, algunas enfermedades congénitas o enfermedades propias del hígado, como la atresia de vías biliares. En todos estos casos de ictericia neonatal los bebés sí que suelen requerir tratamiento.

Los síntomas que delatan que tu bebé puede tener ictericia son: 

  • Piel amarillenta. Esta coloración comienza en el rostro y va descendiendo paulatinamente hacia el resto del cuerpo. 
  • Globo ocular del bebé amarillento en vez de blanco.
  • Cansancio, falta de apetito y somnolencia. 
  • Dificultad para ganar peso.
  • Llanto intenso.

Mantener al bebé bien hidratado a través de la lactancia es muy importante. Si es materna, puede darle todo lo que el bebé acepte, pero si es artificial conviene consultar con el pediatra cualquier cantidad extra.

Como hemos explicado, la ictericia neonatal normalmente no reviste gravedad y suele desaparecer por sí sola al cabo de unos días. Sin embargo, en caso de que el nivel de bilirrubina en sangre se incremente de forma excesiva, podría llegar a causar sordera, parálisis cerebral o kernícterus, una complicación neurológica de carácter grave, entre otras complicaciones. No es habitual que esto ocurra, ya que, por lo general, los picos de bilirrubina tan altos se diagnostican a tiempo, impidiendo que vayan a más y causen estas patologías. 

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