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Los Jameos del Agua y la Cueva de los Verdes, dos de las joyas geológicas y artísticas de Lanzarote, son un testimonio del poder de la naturaleza moldeado por la genialidad de César Manrique. Sin embargo, su propia esencia —un tubo volcánico lleno de escaleras, pasillos estrechos y desniveles— los convertía en un tesoro inaccesible para miles de personas. Hasta ahora.
El Cabildo de Lanzarote, a través de los Centros de Arte, Cultura y Turismo (CACT), ha puesto en marcha una solución tan innovadora como respetuosa para derribar estas barreras, garantizando que la magia de estos espacios pueda ser disfrutada por todos, sin importar su movilidad.
Esta medida pionera no implica la construcción de rampas o ascensores que alteren la fisonomía de un patrimonio natural único, sino que se apoya en la tecnología para crear una experiencia visual inmersiva. Se trata de una apuesta por la inclusión que pone de manifiesto que, cuando la accesibilidad física es imposible, la creatividad y la tecnología pueden ofrecer alternativas de una enorme calidad.
El desafío: un patrimonio natural incompatible con la accesibilidad universal
La Cueva de los Verdes y los Jameos del Agua forman parte de un mismo y extenso túnel volcánico creado por la erupción del Volcán de la Corona. Su recorrido interior está plagado de escaleras de caracol, pasadizos angostos y suelos irregulares que son parte intrínseca de su belleza salvaje. Realizar una obra civil para hacerlos físicamente transitables para una persona en silla de ruedas no solo sería faraónico, sino que supondría una agresión irreparable a un ecosistema y un patrimonio de valor incalculable.
Ante esta disyuntiva entre conservación y accesibilidad, los CACT han optado por una "tercera vía" que respeta el entorno y, a la vez, incluye al visitante. Han habilitado una sala específica en el Islote de Fermina, en Arrecife, para ofrecer lo que han denominado un "viaje emocional" alternativo.
La solución tecnológica, un dron como tus ojos
La experiencia diseñada es sencilla en su concepto, pero tecnológicamente avanzada y muy cuidada en su ejecución. Los visitantes pueden sumergirse en una visita a ambos centros a través de un vídeo en plano subjetivo grabado con un dron de alta definición.
Este no es un vídeo aéreo convencional. El dron ha recorrido cada rincón de los Jameos del Agua y la Cueva de los Verdes volando a una altura equivalente a la perspectiva de una persona en silla de ruedas. El espectador no ve los centros a vista de pájaro, sino que siente que los está recorriendo en primera persona, atravesando los túneles, descendiendo a los jameos y descubriendo sus secretos como si estuviera allí mismo.
Para que la inmersión sea completa, la proyección está acompañada por la banda sonora original que suena en ambos espacios, logrando una experiencia sensorial que transporta al visitante al corazón de estas maravillas naturales. Con solo pulsar un botón, comienza un viaje que, hasta ahora, les estaba vetado.
Lanzarote da un paso adelante en la inclusión y el turismo accesible
Esta iniciativa ha sido aplaudida por las asociaciones de personas con movilidad reducida (PMR) de Lanzarote, que han participado en su presentación y han validado la calidad de la experiencia. "Ponemos la tecnología al servicio de las personas, derribando barreras de accesibilidad con una solución que garantiza el disfrute del viaje emocional que ofrecen estas joyas del patrimonio insular a todas las personas", explicó el consejero responsable del área.
Esta medida sitúa a Lanzarote a la vanguardia del turismo accesible y responde a una demanda creciente de un segmento de la población que quiere viajar y disfrutar de la cultura, pero que a menudo se encuentra con obstáculos insalvables. Es un ejemplo de cómo el concepto de "visita" puede expandirse más allá de la presencia física, sin perder por ello su valor emocional y educativo.
Los grupos de personas interesadas en disfrutar de esta experiencia pueden coordinar su visita contactando directamente con el departamento comercial de los Centros Turísticos. Esta iniciativa, enmarcada en la Estrategia Insular de Accesibilidad e Inclusión de Lanzarote, es la prueba de que, con voluntad e innovación, se pueden encontrar soluciones para que el patrimonio cultural y natural sea, de verdad, universal.
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