Miriam Martínez: la atleta paralímpica que dejó el deporte para salvar su salud mental

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01/09/2025 - 19:00
 Miriam Martínez

Lectura fácil

Un hormigueo. Así de sutil y desconcertante fue la primera señal. Lo que Miriam Martínez (1990, Alicante) sintió en su rostro en 2018 parecía un simple problema dental, pero esa molestia persistente fue el prólogo de un viaje que la llevaría de la incertidumbre de una enfermedad rara a la gloria de un podio paralímpico, y de ahí, a tomar la decisión más difícil y valiente de su vida: renunciar a todo por su salud.

La historia de Miriam, campeona de Europa y subcampeona paralímpica en lanzamiento de peso, es un testimonio desgarrador sobre los límites del alto rendimiento y la importancia de la salud mental. Su renuncia a los Juegos Paralímpicos de París 2024 no fue por una lesión física o una falta de resultados, sino por una cuestión de pura supervivencia. “El deporte me estaba matando”, confesó con una sinceridad que ha sacudido los cimientos del deporte adaptado.

El diagnóstico y un ascenso meteórico

Tras meses de pruebas y visitas a especialistas para entender aquel hormigueo y otros síntomas que empezaban a aparecer, llegó un diagnóstico complejo: una enfermedad autoinmune neurodegenerativa rara que le provocó un daño cerebral. La vida de esta joven, que soñaba con ser piloto del Ejército, se desmoronó. Sin embargo, en el deporte encontró un refugio y un nuevo propósito.

Su incursión en el atletismo adaptado fue meteórica. Su talento natural y su disciplina de hierro la llevaron a la élite en un tiempo récord. En los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, solo tres años después de aquel primer síntoma, Miriam Martínez asombró al mundo al colgarse la medalla de plata en lanzamiento de peso (clase F36), un logro que parecía la culminación de un cuento de superación perfecto. Pero la realidad, lejos de los focos, era mucho más oscura.

La cara B del alto rendimiento: "Lloraba antes de cada entrenamiento"

La preparación para Tokio y los años posteriores fueron un calvario silencioso. La exigencia del alto rendimiento, sumada al avance de su propia enfermedad, la empujaron a un límite insostenible. "He tenido que elegir entre el deporte o mi vida", llegó a afirmar. En sus propias palabras, la presión por rendir, por ser la "superheroína" que todos esperaban, la estaba consumiendo.

El testimonio de Miriam Martínez es un crudo relato sobre la soledad del atleta. Denunció la falta de apoyo psicológico en los momentos más complicados, la nula atención al bienestar emocional y una exigencia de resultados que no tenía en cuenta su estado de salud. "Lloraba antes de cada entrenamiento, me daba miedo decepcionar a la gente si ya no era Miriam la paralímpica", confesó. El deporte había dejado de ser su pasión para convertirse en una fuente de sufrimiento.

Salud mental, la gran asignatura pendiente del deporte (también del paralímpico)

La valiente decisión de Miriam Martínez se enmarca en un movimiento global en el que grandes figuras del deporte, como Simone Biles o Michael Phelps, han roto el tabú de la salud mental. En el deporte paralímpico, esta conversación es, si cabe, aún más necesaria. A la presión competitiva se suma la carga de tener que ser constantemente un "ejemplo de superación", una etiqueta que, como hemos visto, puede ser asfixiante.

El caso de Miriam Martínez pone de manifiesto la urgencia de integrar el cuidado psicológico como un pilar fundamental en la preparación de los deportistas. No se trata solo de entrenar el cuerpo, sino de dotar a los atletas de herramientas para gestionar la ansiedad, la presión y la frustración. Implica crear entornos seguros donde puedan expresar su vulnerabilidad sin miedo a ser juzgados o a perder su beca.

Un paso atrás para dar un gran salto

Aunque su decisión de renunciar a París sorprendió al mundo del deporte, ha sido aplaudida de forma unánime por su valentía. Elegir la salud por encima de una posible medalla es un acto de una honestidad y una fortaleza inmensas. Su historia puede servir como un faro para otros deportistas que se encuentren en situaciones similares y no se atrevan a priorizarse.

Pero Miriam Martínez no se detiene. Su retirada de la alta competición no es un final, sino una transformación. Ha anunciado la creación de una asociación, "Vida Contigo", un proyecto para acompañar a otras personas que atraviesan situaciones de enfermedad o discapacidad. Su objetivo es usar su experiencia para ayudar, para decir "te entiendo" y para demostrar que hay vida más allá del podio.

Miriam Martínez ha dado un paso atrás en lo profesional para dar un salto de gigante como persona y como referente. Nos ha enseñado que la mayor victoria no siempre es una medalla, sino la de ser fiel a uno mismo.

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