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“Hasta que no adelgaces, no empezamos”. Es lo que el ginecólogo del Hospital Clínico San Carlos le dijo a Mar cuando acudió a la consulta para comenzar un tratamiento de inseminación artificial (reproducimos tal como publican en Newtral). Se quedó paralizada ante la “brusquedad” del comentario, así que intervino su mujer, con la que había acudido a la cita: “Ella le intentó explicar que me habían diagnosticado celiaquía y que había tenido pérdidas y ganancias de peso, que estaba lidiando con eso, pero le dio igual”, cuenta. El médico le indicó que debía adelgazar para acceder a reproducción asistida. No le dio más explicaciones, pero el motivo es que Madrid es una de las comunidades en las que un índice de masa corporal (IMC) superior a 30 —Mar se pasaba por dos puntos— es un criterio excluyente. “Terminó diciendo que no volviera hasta que fuese a la endocrina”, rememora para Newtral.es
Esta madrileña de 36 años no solo se sintió violentada por la forma en la que el ginecólogo abordó la consulta “en un momento de tanta vulnerabilidad”, sino por la falta de información: “No me explicó qué relación habría entre el peso y el acceso a la reproducción asistida. Yo comía bien, hacía ejercicio, así que no entendía por qué tenía que adelgazar”.
Tal y como revelaba Civio en esta investigación, hasta 11 comunidades autónomas establecen un IMC máximo para poder acceder a tratamientos de reproducción asistida. En algunas de ellas, como Galicia, el IMC máximo es 32, pero en otras cuantas es aún más restrictivo, no pudiendo superarse un IMC de 30. Es el caso de Andalucía, Asturias o Madrid.
¿Tiene sentido el uso del IMC como criterio de exclusión en el acceso a la reproducción asistida? Según la endocrinóloga Andreea Ciudin, realmente no. Coordinadora de la Unidad de Tratamiento Integral de la Obesidad del Hospital Vall d’Hebron y miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), Ciudin explica que “medir la obesidad en función del IMC es fácil, pero no es correcto”.
La polémica de Ozempic en la maternidad
Cada vez más mujeres que desean ser madres recurren a medicamentos como Ozempic, un fármaco indicado originalmente para la diabetes tipo 2 y la obesidad, para cumplir con los requisitos de la sanidad pública y poder acceder a tratamientos de reproducción asistida.
El motivo: los servicios públicos de fertilidad exigen a las pacientes situarse por debajo de un índice de masa corporal (IMC) determinado antes de iniciar los procesos de fecundación.
Esto está generando un profundo debate social sobre discriminación, derechos reproductivos y la presión estética impuesta a las mujeres.
Requisitos de peso en la reproducción asistida pública
En España, la reproducción asistida financiada por el sistema público establece criterios de acceso, entre ellos el límite de IMC, que muchas mujeres consideran injusto. Este requisito se justifica por motivos médicos (mayores riesgos de complicaciones en mujeres con obesidad), pero también genera desigualdades porque la pérdida de peso no es sencilla ni rápida. Frente a esta barrera, algunas mujeres están recurriendo a Ozempic, que ayuda a perder kilos en pocas semanas, aunque su uso con este fin no siempre está respaldado por la evidencia científica cuando no hay diabetes de base.
Expertas en reproducción asistida advierten que los riesgos de tomar fármacos adelgazantes sin indicación médica pueden superar los beneficios, y que la presión para perder peso puede derivar en trastornos de la conducta alimentaria.
Un debate sobre derechos y discriminación
El testimonio de mujeres que necesitan reproducción asistida refleja la frustración y el sentimiento de discriminación por no poder ser madres en igualdad de condiciones. Consideran que se les penaliza por su cuerpo y que el derecho a la maternidad no debería estar limitado por el peso.
Algunas organizaciones feministas reclaman revisar los criterios de acceso para que no sean un obstáculo desproporcionado, y proponen programas de acompañamiento nutricional y psicológico en lugar de recurrir a fármacos agresivos. La cuestión abre un debate sobre cómo equilibrar la salud materna con los derechos reproductivos y evitar la estigmatización de las mujeres con sobrepeso.
Caminos para mejorar el acceso a la fertilidad evitando Ozempic
Para muchas mujeres, la reproducción asistida es la única vía para formar una familia. Reformar los protocolos públicos, ofrecer programas de salud integral y acompañamiento, y flexibilizar el umbral de IMC podrían ser medidas para garantizar la equidad en el acceso a estos tratamientos.
También se pide mayor formación en perspectiva de género al personal sanitario, para evitar discriminaciones que afecten a la autonomía de las pacientes evitando tratamientos innecesarios tan peligrosos como el Ozempic.
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