
Lectura fácil
Fundación ONCE y el Observatorio del Emprendimiento en España (GEM) han publicado el estudio ‘Emprender con discapacidad en España’, un documento que avanza el diagnóstico de la situación del autoempleo.
Dicho informe revela el interés de las personas con discapacidad por la actividad emprendedora, que alcanza a más del 20 %, si bien reconoce que ese interés está motivado, en buena medida, por la necesidad, ya que no encuentran otra oportunidad laboral.
Por ello, los impulsores del estudio reclaman redes de apoyo y programas de formación que promuevan el emprendimiento como una opción viable y no solo como alternativa a la exclusión laboral.
El trabajo forma parte del proyecto Global Entrepreneurship Monitor (GEM), principal fuente internacional para el análisis del emprendimiento, que en la edición de 2023 incorporó la perspectiva de discapacidad. De esta forma, de las más de 30.000 entrevistas de esta macroencuesta del año pasado en España, más de 1.700 corresponden a personas con discapacidad.
Con esos resultados el estudio revela que el 12 % de las personas con discapacidad se encuentran inmersas actualmente en alguna actividad emprendedora. A ello hay que añadir un 9,7 % adicional que señala su interés de hacerlo en los próximos tres años. Sin embargo, en comparación con las personas sin discapacidad, las que viven con discapacidad tienen una menor intención emprendedora y consolidan menos negocios que los emprendedores sin discapacidad.
Según explican los impulsores del trabajo, se entiende el emprendimiento como un proceso en tres etapas: potencialidad o intención, nuevo (hasta 3,5 años) y consolidado.
Emprender como vía de acceso al trabajo
Más del 20 % de las personas con discapacidad en España han optado por emprender como alternativa ante las dificultades que encuentran en el mercado laboral tradicional. Esta tendencia revela una realidad preocupante: muchas veces no se trata de una elección libre, sino de una salida casi obligada frente a la falta de empleo accesible y adaptado a sus necesidades.
El autoempleo se convierte así en una herramienta clave para quienes, pese a su talento y cualificación, enfrentan prejuicios, entornos laborales poco inclusivos o ausencia de apoyos reales para la contratación. La brecha entre el deseo de trabajar y las oportunidades reales impulsa a muchas personas con discapacidad a buscar soluciones por su cuenta.
Barreras que empujan al emprendimiento
Entre los principales obstáculos se encuentran la escasa accesibilidad de los espacios de trabajo, la falta de formación especializada, la desinformación en las empresas sobre cómo integrar a personas con discapacidad y, especialmente, la desconfianza hacia sus capacidades. Estas barreras hacen que muchos opten por desarrollar su propio proyecto laboral, aunque esto suponga asumir mayores riesgos y responsabilidades.
Además, el apoyo institucional para estos emprendedores todavía es insuficiente. Si bien existen ayudas públicas y programas específicos, muchas veces son complicados de gestionar, poco conocidos o no están adaptados a las circunstancias reales del colectivo. A esto se suma la dificultad para acceder a financiación, una traba común para cualquier emprendedor, pero aún más acentuada en este caso.
Hacia un emprendimiento inclusivo y con apoyo
Impulsar un ecosistema de emprendimiento inclusivo no solo es justo, sino también necesario. Para ello, es fundamental fomentar políticas activas de empleo adaptado, aumentar la visibilidad de los proyectos impulsados por este colectivo y reforzar los mecanismos de apoyo, tanto económicos como formativos y técnicos.
Además, se necesita un cambio de mentalidad social y empresarial que valore la diversidad como una fortaleza. Apostar por el emprendimiento de las personas con discapacidad no debe ser una medida de emergencia, sino una opción viable y respetada, en igualdad de condiciones.
Añadir nuevo comentario