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El verano es sinónimo de sol, playa, piscina y, lamentablemente, también de un riesgo elevado de accidentes para nuestros dispositivos electrónicos más preciados. Es la época en que la probabilidad de terminar con un móvil mojado se dispara, ya sea por una caída accidental en el agua, un chapuzón inesperado o incluso el derrame de una bebida refrescante.
Calma antes de tocar el botón de encendido de tu móvil mojado
En esos instantes de pánico, la reacción instintiva de muchos usuarios es actuar de forma precipitada, lo que puede tener consecuencias fatales para el dispositivo. Por ello, es crucial estar informado sobre qué acciones evitar y cómo proceder correctamente para salvar un teléfono que ha sufrido un contacto con el agua. La primera regla de oro es mantener la calma y no ceder a la desesperación.
Uno de los errores más frecuentes y, a la vez, más peligrosos, es intentar encender el móvil justo después de la inmersión. Aunque a simple vista el dispositivo parezca seco, es probable que la humedad haya penetrado en sus componentes internos, especialmente en la placa base y los circuitos. Al encender el teléfono en este estado, se puede generar un cortocircuito que cause daños irreversibles. La recomendación es clara: si el móvil aún estaba encendido al mojarse, apágalo de inmediato. Si ya se había apagado por sí solo, no intentes revivirlo. Ignora la tentación de presionar el botón de encendido y mantén la paciencia hasta que tengas la certeza absoluta de que el dispositivo está completamente libre de humedad. Este paso es fundamental para asegurar la supervivencia de tu móvil mojado.
El mito del arroz
Otro mito muy extendido que, lejos de ser una solución, puede empeorar la situación, es el del arroz. La creencia popular de que meter un teléfono en una bolsa de arroz es la panacea para un móvil mojado ha demostrado ser ineficaz. El arroz no tiene la capacidad de absorber de forma eficiente la humedad de los componentes internos y, lo que es peor, pequeñas partículas de almidón o polvo pueden colarse a través de los puertos de carga, auriculares y altavoces, obstruyéndolos y causando daños adicionales.
En lugar de este remedio casero, los expertos recomiendan el uso de productos diseñados específicamente para estas emergencias, como las bolsas de gel de sílice. Estos kits profesionales están optimizados para extraer la humedad de manera segura y eficiente.
El calor no es tu aliado
El calor directo es otro de los grandes enemigos de un móvil mojado. Intentar acelerar el proceso de secado con un secador de pelo, una estufa, o exponiéndolo al sol no solo es una medida inútil, sino también altamente perjudicial. Las altas temperaturas pueden deformar las partes plásticas, dañar los delicados componentes internos y, en el peor de los casos, provocar que la batería se hinche o incluso explote. La manera correcta de secar el dispositivo es dejarlo en un lugar seco y con buena ventilación, a temperatura ambiente, por un periodo de al menos 24 a 48 horas. La paciencia es una virtud clave en esta situación.
Es igualmente importante abstenerse de conectar cualquier tipo de accesorio al teléfono mientras esté húmedo. Esto incluye cargadores, auriculares o incluso intentar la carga inalámbrica. La presencia de humedad en los puertos puede causar un cortocircuito al establecer una conexión eléctrica. Por lo tanto, asegúrate de que todos los puertos estén completamente secos antes de intentar cualquier conexión externa. Un descuido en este paso puede ser el golpe de gracia para tu móvil mojado.
No lo sacudas
Agitar o sacudir el teléfono con fuerza en un intento por "sacar el agua" es otra acción contraproducente. Esta práctica no solo es ineficaz, sino que puede dispersar el líquido a partes internas que hasta ese momento estaban a salvo.
¿Qué debo hacer?
En lugar de sacudirlo, apaga el teléfono, sécalo suavemente por fuera con un paño que no deje pelusas y, si es posible, retira la bandeja de la tarjeta SIM para que el aire circule mejor. Dejar el dispositivo en posición vertical ayuda a que el agua se drene por gravedad. Además, es crucial tener en cuenta que el agua salada o clorada es mucho más corrosiva que el agua dulce, por lo que si tu teléfono ha caído en el mar o la piscina, la mejor opción es llevarlo a un servicio técnico lo antes posible.
Finalmente, si bien muchos de los modelos actuales tienen certificaciones IP que garantizan cierta resistencia al agua, es vital no confiarse. Un móvil mojado que cuenta con esta protección no es inmune a todos los líquidos ni a todas las situaciones. Con el tiempo, los sellos de protección pueden deteriorarse, reduciendo su efectividad. Por lo tanto, la mejor estrategia es siempre la prevención. Si, a pesar de todo, tu teléfono sufre un percance acuático, recuerda la regla de oro: menos arroz y más cabeza.
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