Todo lo que debes saber sobre los robots colaborativos y sus usos

La tecnología está avanzando hasta límites que, por el momento, solo habíamos visto en la ciencia ficción. La robótica se ha convertido en uno de los fenómenos está aquí y ha llegado para quedarse. Es importante empezar a familiarizarse con esta industria y aprender cuáles son sus usos más comunes. No hablamos ni de Isaac Asimov ni de replicantes: estamos ante elementos que forman parte de nuestra realidad y que pretenden marcar la nueva estructura empresarial. Es el momento de darles la relevancia que se merecen.   

Qué son los robots colaborativos y qué pueden hacer

Uno de los elementos más importantes de la robótica actual es lo que se conoce como robot colaborativo o cobot. Esta tecnología vio la luz hace ya una década y, durante estos diez años, ha ido evolucionando hasta alcanzar un progreso anual del 60 %. En la actualidad es una herramienta fundamental en la optimización de los procesos productivos, quitando gran parte del esfuerzo que hasta el momento quedaba en manos del ser humano. Ahora bien, ¿cuáles son las características concretas de estos dispositivos tan modernos?

A diferencia de los robots industriales, los robots son especialmente sencillos de programar. De hecho, los propios operarios de las fábricas pueden configurar estos mecanismos, generalmente en forma de brazo. También son muy rápidos de instalar, minimizando su puesta en marcha a unas pocas horas. Asimismo, son robots versátiles que se adaptan con exactitud a la necesidad de cada industria. Esto otorga una mayor maniobrabilidad durante las labores cotidianas de las fábricas, garantizando en todos los casos los más altos estándares de seguridad.

En cuanto a sus utilidades, encontramos tres tipos de usos diferentes. El primero de ellos está basado en las operaciones repetitivas, ya que esta tecnología identifica patrones, las entiende y empieza a realizarlas una y otra vez. Por otro lado, es capaz de asumir trabajos no ergonómicos, lo cual es perfecto para llevar a cabo funciones en las que las limitaciones del cuerpo humano impiden su correcto desarrollo. En último lugar, cabe hablar de las operaciones de bajo valor añadido; trabajando con una precisión incontestable para tareas que los operarios, por sencillas que sean, perderían un preciado tiempo en concluir. Como ves, no es una tecnología que venga a sustituir a las personas; sino a tender una mano o, en este caso, un brazo. 

Las ventajas de los robots colaborativos

La primera ventaja asociada a los robots es su capacidad de colaborar tanto con otras máquinas como con trabajadores humanos. Sus sistemas de comunicación están adaptados para implicarse en los procesos productivos de otras herramientas industriales, como es el caso de las cintas transportadoras. Sin embargo, también envían señales físicas a los operarios de una fábrica para indicar, por ejemplo, que han concluido una tarea. De este modo, cada pequeño engranaje del ámbito industrial pasa a estar sujeto a un grado de eficiencia del más alto nivel.

Si hablamos de las ventajas que se observan tanto a corto como a largo plazo cuando se implementan los robots colaborativos, podemos concluir que la automatización de procesos es el principal beneficio. Un sistema capaz de mantener un rendimiento constante, puesto que estas máquinas no entienden ni de cansancio ni de hora de la comida. Asimismo, reducen notablemente el riesgo de lesiones entre la plantilla, bien sean por el esfuerzo de la jornada o por la manipulación de cargas pesadas. También pueden exponerse a gases nocivos y otros elementos que ponen en peligro la salud del trabajador, pudiendo cumplir con labores que el ser humano no alcanza.

Así pues, es evidente que apostar por esta tecnología supone un paso en firme hacia el incremento de la productividad. Los tiempos de fabricación caen en picado y los incidentes laborales desaparecen de la ecuación. La robótica ya no es algo utópico y fantasioso: es un recurso más del ámbito empresarial que conviene tener presente para invertir en ella cuanto antes.