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Cada vez más personas recurren a tecnologías conversacionales para buscar apoyo emocional, pero su uso inadecuado puede agravar problemas existentes. Los expertos en salud mental alertan que, aunque estas herramientas pueden complementar la terapia, no están preparadas para reemplazar la intervención profesional, y en casos extremos pueden intensificar ansiedad, delirios o ideación suicida.
Herramientas centradas en el cuidado de la salud mental
El avance acelerado de las tecnologías conversacionales ha generado nuevas formas de apoyo emocional, pero también plantea riesgos importantes. Cada vez más personas recurren a estas herramientas durante momentos de crisis, lo que preocupa a los expertos en salud mental. Algunos casos recientes muestran cómo su uso inadecuado puede intensificar problemas preexistentes.
En 2023, un hombre en Bélgica se quitó la vida después de mantener semanas de conversaciones sobre el futuro del planeta con un chatbot, desarrollando una profunda ansiedad. Su esposa afirmó que, de no haber existido estas interacciones, él probablemente seguiría con vida.
Otro incidente ocurrió en Florida, donde un hombre con trastorno bipolar y esquizofrenia atacó a la policía, creyendo en la existencia de entidades atrapadas dentro de la tecnología conversacional. Estos ejemplos evidencian que, para personas vulnerables, el uso excesivo puede agravar síntomas y afectar seriamente su salud mental.
La tecnología como espejo de la mente
Especialistas advierten que estas herramientas funcionan como un espejo: reflejan lo que el usuario introduce y carecen de perspectiva humana. Esto puede llevar a la aparición de creencias delirantes y otros problemas de salud mental, especialmente cuando la persona ya se encuentra en situación de riesgo.
Algunos estudios recientes muestran que estas plataformas pueden amplificar ideas suicidas o reforzar contenido delirante en usuarios vulnerables.
A pesar de estos riesgos, los profesionales reconocen que estas herramientas pueden complementar la terapia. Pueden guiar a los usuarios en ejercicios previamente aprendidos o ayudar a estructurar el progreso terapéutico, siempre que no se conviertan en un reemplazo de la intervención profesional.
El cuidado requiere comprensión, empatía y juicio clínico, cualidades que las tecnologías por sí solas no poseen. Por ello, solo el acompañamiento humano puede ofrecer la cercanía y la sensibilidad necesarias para guiar a una persona en momentos de vulnerabilidad.
Uso responsable y perspectivas futuras
Aunque las tecnologías conversacionales ofrecen apoyo continuo, su uso excesivo puede afectar la forma en que las personas interactúan con otros, generando consecuencias indirectas sobre la salud mental.
Algunos terapeutas consideran que disponer de un recurso disponible las 24 horas puede ser útil para quienes enfrentan pensamientos intrusivos o ansiedad, pero insisten en que siempre debe combinarse con supervisión profesional.
La conclusión de los expertos es clara: estas herramientas no deben reemplazar la terapia humana. Son útiles como complemento, pero el acompañamiento profesional sigue siendo indispensable para prevenir riesgos y proteger la salud mental de quienes se encuentran en situación vulnerable. El equilibrio entre tecnología y atención profesional es clave para garantizar que el apoyo emocional sea seguro y efectivo.
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