La celebración de San Valentín puede generar una presión social intensa, especialmente por los estándares irreales de felicidad que imponen las redes sociales. Esto puede afectar la salud mental, causando ansiedad y baja autoestima.
Los peluches ayudan a los niños a sentirse seguros, a desarrollar su creatividad, a mejorar su lenguaje y a socializar. También les ayudan a establecer rutinas de sueño.