La exposición a altas temperaturas ambientales se asocia con una menor conectividad en tres redes cerebrales en preadolescentes, lo que sugiere que el calor puede impactar en la función cerebral.
Los ya conocidos beneficios del consumo de frutas y verduras en la reducción del riesgo de mortalidad podrían ser mayores si este consumo va más allá de las recomendaciones dietéticas actuales.